Traidores alegres aparentemente hay muchos, por lo menos eso es lo que sostiene alguna gente, como Babayaga. Resulta un tanto curioso entonces por qué la gran mayoría de los que escribimos aquí somos traidores resentidos. Lo primero que a uno le viene a la mente es que siendo un site tan crítico del Opus, los traidores alegres no tienen mayor motivación para escribir aquí. Pero si fuera por eso, resulta curioso que no surjan espacios donde los traidores alegres puedan escribir. En algún momento alguien intentó crear una página de traidores alegres (es decir, una página de ex de la obra, que no era crítica sino al contrario), pero murió de inanición. Nadie se interesó ni escribió nada, no sé si todavía existe, pero la vez que la visité, el artículo más reciente tenía como 4 años...

Yo creo que es verdad que hay muchos traidores alegres, no sé sin son mayoría, pero sin duda son más que la proporción que escribe en OpusLibros. Y creo que sé la respuesta de por qué no escriben más seguido.

Como explicaba en mi escrito anterior, el traidor alegre, para superar la angustia de haber traicionado a Dios, recurre a la negación. Pero como Freud descubrió hace más de un siglo, cuando uno entierra un problema en su conciencia, sin resolverlo, el problema lo sigue teniendo y lo sigue afectando, y cualquier cosa que le recuerde el problema o lo retrotraiga a las experiencias dolorosas del pasado, le generan angustia. El traidor alegre necesita “dar vuelta la página”, olvidar el pasado, hacer como que nunca existió. Por eso Babayaga se molestó conmigo cuando le cuestioné la incoherencia de sus dichos, o le recordé lo que dicen los documentos internos acerca de los traidores. Todo lo que lo enfrente a su “traición a Dios” le tiene que generar angustia.

Cada tanto escribe en OpusLibros algún traidor alegre, criticándonos por “seguir siempre dándole vueltas a lo mismo”, por estar siempre pegándole al Opus Dei y “ser incapaces de dar vuelta la página y dejar el pasado de lado”. En psicoanálisis, la terapia consiste justamente en desenterrar las cosas que uno sepultó en su conciencia, no en taparlas u olvidarlas. Cuando uno se enfrenta a las experiencias dolorosas del pasado, es que las puede resolver, olvidarlas no soluciona nada. El trabajo de programación mental del Opus llega muy profundo, y hay muchos que llevan años afuera y aún no se han liberado ni de la mitad de las cosas que el Opus les metió en la cabeza. Lo veo todas las semanas en OpusLibros, leyendo escritos sumamente críticos del Opus, pero que al mismo tiempo muestran que el autor sigue aferrado a cantidad de creencias y conceptos que el Opus le metió en la cabeza. Inmaduro comentaba hace poco que no tomó conciencia hasta muchos años después de haber dejado el Opus, de la gravedad de escribir informes de conciencia, y cayó en la cuenta justamente por leer OpusLibros.

El traidor alegre en el fondo no es feliz. No puede serlo. Si es verdad que el Opus es de Dios, que Dios nos habla en la oración y nos dice claramente su voluntad, etc., entonces han traicionado a Dios. Los argumentos absurdos de que “vi claramente que Dios me decía que debía dejarlo” no van a lograr nunca acallar completamente la voz de la conciencia recordándoles su traición. El traidor alegre necesita olvidar su pasado, necesita tapar todo lo que le recuerde que es un traidor. Por eso no les interesa un sitio como OpusLibros.

No me extrañaría que los pocos traidores alegres que aparecen cada tanto por aquí, hayan sido motivados a escribir por el Opus mismo. Si uno mira las cosas desde el ángulo del Opus, lo ideal para ellos sería que los traidores alegres inundaran la web diciendo qué fantástico es el Opus y que agradecidos le están. El Opus no va a decirle nunca a sus miembros que escriban en OpusLibros, porque leer las cosas que aparecen aquí, le podría generar dudas al más convencido. Pero que los simpatizantes del Opus escriban aquí y defiendan a la insitución, es algo que definitivamente al Opus le serviría. El site del que hablaba, de traidores alegres, no me extrañaría que haya sido iniciativa del Opus mismo.

Yo me acuerdo del desprecio que teníamos los numerarios por los supernumerarios. Eran como miembros de segunda categoría. Se enteraban de la mitad de las cosas, se enteraban más tarde, no tenían acceso a ciertos documentos, no tenían posibilidad de ocupar cargos de gobierno, etc. La teoría obviamente era que “la vocación es la misma”, pero cuando había un pitaje, no se festejaba igual si era para numerario que para supernumerario. Y ni hablar de lo superior que se sentía un numerario comparado con un chico de San Rafael o un ciudadano común. Para un traidor alegre, que no ha logrado asumir que la vocación es un engaño y que el Opus es una empresa humana, el salir del Opus significa bajar de nivel, descender de categoría, dejar de “volar como las águilas”. Recupera la posibilidad de hacer una vida normal, de formar una familia, etc., que le pueden generar muchas alegrías, pero en el fondo siempre se va a sentir un traidor, un fracasado. Por eso no me creo las historias de Babayaga y demás traidores alegres que nos visitan cada tanto, diciendo que ahora son felices. Para ser de verdad feliz, uno tiene que estar contento y conforme consigo mismo (por lo menos hasta cierto nivel, obviamente nadie es perfecto), y si uno siente internamente que traicionó a Dios, se le va a cumplir en definitiva la maldicion del rejalgar.

Atomito

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