Cuando leí sobre la sentencia de Kaiser, hace algunas semanas, me sentí tan mal, hasta físicamente, que dejé de leer la página desde entonces. Cuando lo leí, pasé el día con náuseas. No he soportado la idea de haber participado en la obra. Yo lo sé, cobardía mía, no lo negaré.

Lo más cruel es que esta noticia llegó juntamente con la otra, la de que Álvaro fuera considerado “Venerable”. Haya ironía…

Pero, Dios debe saber lo que está haciendo.

Solamente me ocurre decir lo que se me ocurrió en aquel momento.

Y lo digo explícitamente a los que están dentro.

Muchos de nosotros tardamos en salir del opus por temor a la condenación eterna, la maldición de rejalgar.

Después de lo que ha hecho la obra a Kaiser, os pregunto: ¿No deberíais preocuparos de ir al infierno por no hacer nada frente a esto?

¿Cuándo, desde la Inquisición, se ha oído de una institución de la Iglesia envía a alguien a la cárcel por disentir de ella? En el pleno siglo XXI??!! Y, aún más, no por herejía, sino por decir la verdad.

Yo os digo a vosotros que aún estáis dentro: al no hacer nada ante este absurdo, ¡os colocáis en serísimo peligro de condenaros!

En el caso de Antonio Petit, teníais la justificación de decir que no lo sabíais. Ahora no.

No es suficiente decir que esto lo han hecho los directores y que no tenéis nada que ver con ello. Cada día que pasa y que cada miembro del opus se desentiende, coayuda a lo que los directores hacen. De la misma manera que cada día que pasó sin que yo hubiera dicho esto que digo ahora, me lo será cobrado. Yo tengo conciencia de ello. Que Jesús me perdone.

Kaiser, eres un mártir como Juana d’Arc. ¡Dios sea contigo!

José Tomás