Diletante: Veo que mi comentario sobre tu escrito ha escocido.

Y qué tal: ¿gusta y es agradable estar escocido por lo que le dicen a uno?

Pues si es que no, que no gusta, vuelve a leer, majete, el primer escrito que mandaste, y míralo con ojos de las personas a las que aludes con desprecio (los ex que suelen escribir aquí): “es débil”, “está resentido”, “este sitio web tan cerrado y oscuro”…

Por otra parte, vuelve a leer también el mío que te contesta, a ver si pasado el disgusto lo entiendes mejor. Porque tu comprensión de lo que he escrito no ha sido buena...

Yo tengo menos susceptibilidad aún que tú al lavado de cerebro: por tanto no puedo estar resentida contigo porque tú tengas menos. Lo que me ha dolido es la opinión despectiva que expresas hacia personas que sufrieron mucho más que tú tanto dentro del Opus como en su salida y reconstrucción, pero no es algo que me toque personalmente (como ya decía) ni me cause resentimiento.

Sin embargo, otras personas comentan tu escrito y quizá sí lo muestran. ¿Y qué? Están en su derecho. El resentimiento es a menudo una reacción sana y normal, cuando se tienen motivos de sobra para tenerlo. Yo me resiento (cuando cambia el tiempo o me doy un golpe en mal sitio) de una cicatriz de una operación antigua: lógico y natural que me resienta, es decir, que “vuelva a sentirla”. Cuando no sienta las heridas antiguas ni un poquito, seguramente será porque me habré muerto, y no tendré sensibilidad ninguna. Mientras tanto… mi carne seguirá siendo sensible, porque no soy de cartón-piedra.

Yo hacía la hipótesis de que tal vez tú seas de la élite rica o poderosa porque eso podría explicar una experiencia personal tan diferente en tu caso (tal como te muestras) de la que tiene la inmensa mayoría.

¿Qué no es así? Pues estupendo. El excelente y bondadoso trato que has recibido en tu salida se deberá a otras razones. Quien sabe cuáles.

Lo que no me creo es la opción alternativa: es decir, que tu experiencia sea la normal, y que todos los demás fantaseen o malinterpreten contando una experiencia tan diferente. O que sean débiles y raros, y solo tú el normal (que parece que es lo que tú crees).

Cita de mi comentario: “¿Cómo ser feliz servido por mujeres tratadas como esclavas silenciosas, sin salario y sin derechos?”

Y contesta: “¿Se refiere usted a mi señora madre?”

No. Me refiero, como es evidente, a la numerarias auxiliares que han servido y atendido los centros donde has vivido como numerario (o estudiado cada año) y que para ti no tenían voz, presencia humana ni importancia alguna. Tu madre tiene derechos, al menos si no es del Opus.

La “enajenación mental inducida” que mencionaba no es la que tú tienes. Yo decía lo contrario. Es decir, tú no pareces haberla tenido, no la comprendes en lo que los demás parecen haberla tenido, no tienes ni idea de a qué me refiero… no entiendes que yo me refería precisamente al lavado de cerebro de las sectas.

Tú no pareces haberlo padecido, o eso dices, y si eso es así, por tanto, no tienes atenuantes.

Eso es lo que quería decir.

No tienes atenuantes para haber vivido, según parece, tan feliz y despreocupado explotando sin embargo a otros, seduciendo a otros, reclutando a otros, engañando a otros… que es lo que te obligan a hacer en una secta, aparte de trabajar gratis y rendir culto a la personalidad del fundador de la secta y los demás personajes importantes de ella. (Todas hacen lo mismo exactamente, solo varían los detalles).

El ex que escribe aquí expresando sufrimiento es consciente de eso. Sufrió dentro y ha sufrido en la salida. Causó daño sin saberlo, obnubilada su mente por la secta. Ahora lo sabe y lo lamenta.

Y todo eso es lo normal cuando una mente normal, generosa y confiada, ha sido manipulada para hacerse daño a sí misma y a otros: que eso duela.

Los sectarios y deshumanizadores suelen acusar a otros de eso mismo, precisamente. Tú me acusas de sectaria y deshumanizadora. ¿Soy yo la sectaria? ¿He sido yo la que deshumanizo con lo que he escrito?

El resto de los comentarios a tu escrito no parecen ser diferentes del mío. No los veo tampoco más complacientes contigo de lo que he sido yo.

Por algún motivo, te ha escocido más el mío, pero deberías leer los demás, e intentar comprender por qué tu escrito es agresivo y faltón con la mayor parte de quienes escriben aquí. Ellos tienen más derecho que yo a responderte, ciertamente. Pero la coincidencia parece ser general. A ver si vas a ser tú el que va por el sentido contrario de la autopista...

Vega