Flechazos, Intuiciones, Presentimientos, tal vez Voluntarismo.

Muchas gracias a FletcherChristian por su amable y seguramente acertado comentario a mi trabajo “Nietzsche, Sellmair, Escrivá”.

El joven y muy valeroso Escrivá que decía querer “ocultarse y desaparecer” tenía como todos los seres humanos una Idea del Mundo procedente de su infancia, su entorno familiar, sus compañeros de juegos, sus compañeros de estudios y sus profesores, etc., etc. Sobre si esa concepción del Mundo tenía orígenes ideológicos no creo que haya dudas. El proceso para la formación de esa Idea siempre comienza así.

Después, algunas personas leemos, pensamos, viajamos y hablamos con personas de otros países y de diferentes niveles sociales, repensamos y revisamos nuestra primera, o mejor dicho primeriza, Idea del Mundo.

Al comienzo de la primera parte de mi trabajo (en la 2ª hoja), yo decía: “La noticia de la existencia de obras de gran repercusión en Europa, escritas por un tal Nietzsche, (...), le debió llegar al joven Escrivá a través de las apasionadas y fogosas discusiones que el sacerdote habría mantenido entre los años 1925-1930 con la intelectualidad madrileña, …”

Ana Azanza ha definido muy bien al joven Escrivá como “correteador”. No lector ni pensador, sino un hombre muy inquieto por la acción, que correteaba y correteaba buscando Dios sabe qué.

En 1936 estalla la guerra incivil, la Concepción del Mundo del joven Escrivá sigue evolucionando, él se traslada de inmediato a Burgos, las relaciones entre Burgos y Berlin eran excelentes, no es extraño que llegasen a Burgos algunas traducciones de Nietzsche. Lo que es seguro es que llegaron traducciones de Sellmair, que si él no leyó porque no podía permanecer sentado, alguien se las pudo contar mientras iban de acá para allá.

Como dice Ana, le resultaría menos pecaminoso conocer lo que escribía Sellmair que lo escrito por el gran pecador Nietzsche.

Otra opción que no he investigado es si el joven Escrivá tenía en aquellos primeros años buenas relaciones con los jesuitas. Los jesuitas iban a formarse a Alemania y nunca han tenido reparos en leer lo que haga falta.

Arturo Hernández