Leer hace poco la intervención de Kaiser titulada, de una forma que suena casi sarcastica, “Rectificación”, me hizo experimentar como un golpe en el estómago. Kaiser siempre me dió la sensación de una persona honrada, que tenía experiencia directa, como la mayoría de nosotros, de las cosas de que hablaba. Persona de hechos más, o antes, que de palabras, hasta quedar dañado en sus buenas intenciones como pasó en septiembre 2004 con “Adel”, que resultó ser Alonso del Olmo Vega (quien pidió expresamente que se pusiera su nombre el la web de Opuslibros) y que hizo mofa de sus peticiones de ayuda y de apoyo, escribiendo fraudulentemente en esta página.

Yo no sé en qué habrá sido inexacto Kaiser hasta el punto de que pudieron obligarle a escribir algo tan distinto y lejano de sus habituales intervenciones. Sencillamente quiero afirmar, con referencia a lo que Kaiser “rectificó”, que en mi caso personal sí trabajé unos cuantos años, alrededor de cinco desde finales 1974 hasta mediados de 1980, part-time en la administración de casas de las dos secciónes, y después cinco años full-time, desde finales de 1980 hasta fin de 1985, en trabajos internos de la Asesoría Regional de Italia, y de todas estas actividades nunca fuí dada de alta ni en la seguridad social, ni en los seguros previdenciales.

Quizá, una forma de contestar a esta maniobra puede ser precisamente esta: redactar un elenco de las cosas que Kaiser se retracta y poner al lado los testimonios estrictamente personales de quienes sí vivimos en primera persona lo que allí se afirma.

Es cierto que de muchas cosas tenemos certeza moral de que pasaron por haberlas presenciadas, pero en la mayoría de los casos no guardamos pruebas concretas de ellas, pues no pasamos nuestro tiempo de militancia en la obra recogiendo pruebas de su mala praxis, pero nadie puede rectificar lo que vivimos en nuestro caso concreto y personal. Así: recoger nombres y fechas a lado de cada caso concreto, sin notas biograficas ni comentarios, puede ser una forma de transformar en un boomerang esta enésima prevaricación en contra de los que damos honradamente nuestro testimonio acerca de lo vivimos en la obra.

Dicen en el opus dei que hay que ahogar el mal en la abundancia de bien: ¡que Dios nos guarde de su “bien”!

A Kaiser –y a Agustina que por cierto es el blanco a quien realmente se mira- mi abrazo fraterno y cordial y todo mi apoyo incondicional, con todo cariño,

Elena