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 Correos: El sexo y sus razones.- Daneel

010. Testimonios
daneel :

Gracias a Matt y a Josef Knecht por la información proporcionada, objetiva y bien contrastada, acerca de Seifert y Carrasco de Paula. En otro de sus últimos escritos, Josef Knecht plantea la necesidad de “desprenderse por completo de la moral del Antiguo Régimen”, y fundamentar la moral sexual en la perspectiva de los derechos humanos. Para no abrir el debate con nuevas e incesantes ramificaciones (aunque no quiero dejar de decir que suscribo plenamente lo que dice sobre la oportunidad perdida por la Iglesia para ser pionera en la lucha contra el acoso en las escuelas, y me encanta cómo lo argumenta), voy a limitarme a señalar que considero que ya respondí al núcleo de su propuesta: si la ética persigue la paz social, la perspectiva de los derechos humanos es necesaria y suficiente; pero si la ética persigue no sólo la paz social, sino también el crecimiento personal, la perspectiva de los derechos humanos es necesaria pero no suficiente...



Me ha parecido muy interesante el escrito de Vega, y me gustaría hacer algunos comentarios algo más extensos. Supongo que puede parecer que mi intención es defender a rajatabla la doctrina oficial; pero en realidad voy más allá, lo que intento es entenderla, para lo cual trato en primer lugar de resolver los innumerables malentendidos y prejuicios que existen en torno esta doctrina, de uno y otro lado. Si hay que rechazarla, por lo menos que sea con buen conocimiento de causa. Personalmente, como ya he expresado de una u otra manera, no tengo todavía una respuesta definitiva, por eso sigo buscando, también con el diálogo con gente muy crítica, como los que me responden en este foro.

 

Vega se escandaliza de que yo esté de acuerdo con Tomás de Aquino cuando dice que el placer será bueno o malo según incline o no a lo que es conforme a la razón. Entiendo su escándalo, porque me parece que viene nuevamente de un malentendido. Hoy día entendemos la “razón” más bien como una especie de herramienta de cálculo mental para optimizar el resultado de nuestras acciones: razón instrumental, razón productiva, razón científico-técnica... como se la quiera llamar, en todo caso incompatible con el juego, con los sentimientos, con el amor, o al menos ajena a ellos. No creo que fuera ese el concepto de razón en Tomás de Aquino, y desde luego no es el mío. El juego amoroso y la pasión sexual en la pareja no son contrarios a este concepto de razón, menos restrictivo que el concepto “moderno”. Pongo ejemplos de algunos comportamientos a los que podría inclinar el deseo de placer sexual, pero que serían contrarios a la razón, y espero que Vega esté de acuerdo conmigo: no respetar la sensibilidad del cónyuge, que por motivos bien “razonables” puede no desear la relación sexual en un momento dado; no respetar la unidad del matrimonio ajeno, buscando seducir a otra persona casada porque uno no está dispuesto a controlar su deseo sexual “conforme a la razón”; y, por supuesto, no respetar a todas las personas que están en algún tipo de situación de inferioridad y por tanto no pueden decidir con verdadera libertad si desean tener relaciones sexuales (pederastia, violación, esclavitud sexual...).

 

A continuación, Vega expone cuál sería la “finalidad natural” del sexo según las ciencias humanas, contra lo que, supuestamente, sostiene la doctrina católica oficial. El argumento me parece muy interesante, creo que es de las cosas más interesantes que se han dicho aquí al respecto. Me recuerda a las explicaciones de Juan Luis Arsuaga en “La especie elegida”. Si la conclusión es que la finalidad humana del sexo no es sólo la reproducción, sino también el fortalecimiento del vínculo de pareja que da estabilidad a la unidad familiar, es en el fondo una idea que está recogida en la doctrina católica que habla de los sentidos unitivo y procreativo. Efectivamente, estimado Vega, la Iglesia no dice que la justificación única del sexo es la reproducción, y quien lo sostenga sin que se le mueva una ceja es un ignorante, no un defensor de la ortodoxia. El punto de discrepancia, que no voy a pretender que no existe, es que la Iglesia dice que los dos sentidos no deben separarse, mientras que, según la razonable teoría de Vega, cualquiera de los dos sería una justificación suficiente para que exista relación sexual.

 

Pero no seamos demasiado entusiastas. La principal debilidad que veo en este tipo de argumentación es que es excesivamente biologicista (por supuesto, también son biologicistas muchas argumentaciones que pretenden justificar la doctrina católica). Es decir, parte de entender la naturaleza humana como biología, y por tanto asume que lo que es bueno para la supervivencia de la especie (la reproducción en un contexto de unidad familiar con fuertes lazos afectivos) lo es también desde el punto de vista del bien moral. No digo que la argumentación sea mala, no lo es, porque el ser humano tiene naturaleza biológica; sino que es insuficiente, porque somos más que biología. La biología, y en general las ciencias empíricas, nos ayudan a entender lo que ocurre en la naturaleza, pero no nos dicen lo que debería ocurrir en la sociedad humana. Pienso que la ética no puede ignorar la estructura biológica de los seres humanos, pero tampoco puede quedarse simplemente ahí. ¿Acaso no tratamos de moderar mediante la educación la agresividad que portamos con indudable base biológica? ¿Por qué habríamos de hacerlo, si al fin y al cabo esa agresividad cumple una interesante finalidad para la supervivencia? Pero en fin, este debate sobre la relación entre moral y sociobiología se sale definitivamente de los objetivos de este foro.

 

Para finalizar, me gustaría recapitular las “razones” más habituales a favor y en contra de la anticoncepción.

 

A favor de la anticoncepción:

  1. Rechazar la anticoncepción es retrógrado o medieval. A esto respondo que poner una etiqueta despectiva a lo que no nos gusta, como “retrógrado” o “medieval”, no alcanza la noble categoría de argumento racional que merezca la pena el intento de ser refutado, pero lo incluyo aquí por la frecuencia con que es esgrimido.
  2. El sexo es lo que a mí me dé la gana, mientras respete la libertad de los demás. Esto sería sexo roussoniano, pero no cristiano, donde el cuerpo tiene un valor mucho mayor que el ser instrumento de lo que a mí me dé la gana, y la plenitud de la vida es mucho más que el no incordiar a los demás.
  3. La mayoría de la gente no entiende o no acepta el rechazo a la anticoncepción. En sí misma, la voz de la mayoría tampoco es un argumento racional, aunque es un importante toque de atención para explicarse mejor si uno sostiene lo contrario que la mayoría.
  4. Los medios no importan si el fin es bueno. Si aceptáramos esto como principio ético general, podríamos justificar absolutamente cualquier comportamiento. Lo que hay que hacer es aclarar si los medios son realmente malos, porque si no lo son, ¿qué problema hay? Pero si lo son, ¿cómo vamos a justificarlos por un fin bueno?
  5. La ciencia nos enseña que el sexo tiene dos finalidades naturales, reproducción y fortalecimiento del vínculo afectivo en la pareja, cualquiera de las dos justifica la relación sexual. Es un argumento biologicista, aunque interesante como punto de partida.

En contra de la anticoncepción:

  1. El sexo es malo, el placer sexual es malo. Esto no es lo que enseña el cristianismo (aunque algunos o muchos cristianos lo piensen).
  2. El sexo es sólo para la reproducción, cualquier relación sexual que no busque positivamente engendrar una nueva vida es mala. Aunque muchos lo crean así, esto tampoco es cristiano.
  3. La Humanae Vitae prohíbe la anticoncepción. Es verdad que la prohíbe, pero es un argumento fideísta que no sirve para convencer a quien no esté ya convencido.
  4. El sexo debe estar abierto a la posibilidad de engendrar una nueva vida, porque esa es su finalidad “natural”; si se quiere practicar el sexo evitando la concepción, debe hacerse respetando la “naturaleza”, observando los ritmos “naturales” en lugar de usar métodos “artificiales”. Es un argumento frecuentísimo entre los apologistas católicos, pero fuertemente cargado de biologicismo y de una percepción equivocadamente negativa de lo artificial: lo natural es lo biológico, sin más.
  5. La ciencia nos enseña que el sexo tiene dos finalidades naturales, reproducción y fortalecimiento del vínculo afectivo en la pareja, ninguna de las dos debería excluirse en la relación sexual. Es como la contrapartida del n. 5 anterior. El punto de encuentro podría darse en el diálogo entre estas dos posturas, pero en todo caso ni la biología ni otras ciencias empíricas son suficientes para decidir cuál es la correcta desde un punto de vista ético, supra-biológico.

Cuando se trata de prohibir, impedir o desaconsejar un determinado comportamiento, pienso que la carga de la prueba recae en quien quiere señalar un comportamiento como imperfecto: no puedes pretender que la gente te siga si no tienen claro por qué. El antitestimonio de los cristianos, y de los católicos en particular, es una importante dificultad añadida. La teología católica tiene un difícil camino por delante si quiere ser convincente, no puede limitarse a afirmar sin más el principio de inseparabilidad de los sentidos unitivo y procreativo, debe justificarlo mejor, debe seguir dialogando y tomarse en serio las posturas opuestas (para esto también es importante que las posturas opuestas sean razonables). Debe ser más personalista y menos biologicista cuando argumenta a partir de la “naturaleza humana”. O tal vez debería dejar de una vez por todas de argumentar a partir del concepto de naturaleza heredado de la filosofía griega. Lo que tengo claro es que no considero que el sexo-que-es-lo-que-me-dé-la-gana sea una alternativa compatible con el Evangelio.

 

Cordialmente,

Daneel

 

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  1. Convicción y responsabilidad, santos y pillos
  2. La doctrina sobre la anticoncepción es de la Iglesia Católica
  3. Más sobre la anticoncepción
  4. ¿Fue Humanae Vitae un disparate?
  5. Disputas teológicas sobre la anticoncepción
  6. Rhonheimer vs Pérez-Soba
  7. Elasticidad, libertad y destino
  8. Sexo, teólogos díscolos y gnosticismo
  9. Para qué tanta discusión sobre moral sexual



Publicado el Wednesday, 06 June 2012



 
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