Muy buenas a todos. Siempre he mantenido que tengo poco tiempo, o casi ninguno. Mis ganas de escribir por aquí no son suficientemente enérgicas como para vencer la gran cantidad de trabajo que me obliga a dedicarme a demasiados asuntos.

Volviendo al tema que quería tratar. Es cierto que dejé dos asuntillos a medias, sobre el fariseismo y los fariseos actuales. La clave del fariseísmo es cómo se centra tanto en un legalismo y un cumplimiento, olvidando el amor a Dios y a los demás, que es como la palabra hueca que resuena en sus misalitos pero carente de contenido en sus corazones.

Hoy quería comentar un texto que leí hace tiempo y me sugirió hace poco un amigo, porque es clave para ver a la secta:

"(...) Un miembro del Partido no tenía tiempo libre y nunca estaba solo a no ser en la cama. Se suponía que, de no hallarse trabajando, comiendo o durmiendo, estaría participando en algún recreo colectivo. Hacer algo que implicara una inclinación a la soledad, aunque sólo fuera dar un paseo, era siempre un poco peligroso. Había una palabra para ello en neolengua: vidapropia, es decir, individualismo y excentricidad". (1984. George Orwell. Parte I, capítulo VIII).

Con este capítulo, con este segmento, supongo que a todos se nos hace presente todo ese empeño del "gran Hermano" o jefe de secta, en que es imposible el ocio, el tiempo libre y la diversión. En la secta se tiene tanto empeño en atacar directamente cualquier atisbo de tiempo propio que, cuando este aparece, todos se echan las manos a la cabeza como si fuese un pecado mortal. Recuerdo cómo en el UNIV apenas teníamos escasos minutos para la dispersión (y se suponía que íbamos de turismo y diversión), y nunca estaba uno solo. De hecho había un día en que los numerarios iban a juntarse, sábado santo, pero uno de ellos se sacrificaba para que los prosélitos candidatos a la pitada estuviésemos controladitos. Un control que llegaba a lo ridículo: recuerdo unas chicas majísimas, españolas de viaje de estudios, que coincidieron con mi grupo a la puerta de un monumento. Como vieron tanto chico joven de traje les llamó la curiosidad y estuvieron un tiempo hablando con algunos del grupo (ningún numerario). Lo significativo fue el intento permanente de uno en la cola por cerrar ese desliz y llevar a los pecadores a la buena senda del silencio misójino ante las enemigas de la virtud.

Es triste constatar cómo se presume en la secta de la ausencia de tiempo libre. Las vacaciones son para estudiar, y para hacer más cosas, no existe el descanso y la desconexión (aunque en el Evangelio conste que Cristo buscaba el descanso y la paz varias veces). Y así, progresivamente se llenan de pastillas y aumentan su cuarta planta sin darse cuenta de su error, porque lo que dice el "padre" es palabra de Dios, y no hay ninguna posibilidad de auto-crítica sana.

Dejaré esto por hoy.

Benedicto III