Después de leer el escrito de Melqui del pasado miércoles me gustaría mostrar mi opinión.

Resumiendo, y por esquematizar tras las argumentaciones que aparecen en el mencionado escrito, la conclusión breve sería: látex no y mercurio sí. Y para ilustrar esta conclusión pone un ejemplo que me parece que no es adecuado ni oportuno: para no engordar hay dos caminos o prescindir de algunos alimentos o atiborrarse para luego echar todo fuera...

La segunda opción que se nos propone es una agresión al propio organismo, por tanto dañina (bulimia) y desde luego decir que solo hay dos caminos es faltar a la realidad. Se le olvida que lo mejor para perder peso es el deporte, el ejerciio físico y dentro de esto hay múltiples opciones: footing, ciclismo, utilización de aparatos adecuados en el gimnasio... Lo de blanco o negro es demasiado simplificar y lo mejor para no engordar es combinar una buena alimentación con el deporte.

Ni el látex ni el mercurio son una agresión al organismo, la diferencia es que los márgenes de error en un caso y en otro son bien distintos.

Pienso que todo lo que se afirme sobre la sexualidad debe empezar por no faltar al sentido común. Muchas veces los razonamientos parten de afirmaciones categóricas que no se cuestionan y si la base es errónea mal iremos en las elucubraciones siguientes.

La sexualidad debe estar abierta a la procreación y desde ese criterio se fundamenta lo demás... Cada uno debemos pensar si esa afirmación se sustenta o no porque entrar en cuestiones morales teorizando, los que imponen los criterios a seguir suelen ser personas sin experiencia real y escriben sobre el papel imponiendo, en muchas ocasiones, pesadas cargas a muchos que depositan en ellos su confianza por el cargo que ostentan, léase jerarquía eclesiástica, mandases del opus, directores espirituales...

No acabo de encontrar la conexión entre el evangelio y los criterios dados por la Iglesia en relación a la moral sexual.

Lo más que se dice tras sesudos razonamientos son argumentos del tipo: Dios lo quiere así o así ha sido desde siempre, argumentos por cierto muy utilizados en el opus para imponer sus criterios.

En el opus, la base es lo que el fundador vio el 2 de octubre de 1928. Cuando fui comprobando las incongruencias del decir y hacer opusino le comenté a una directora de la delegación que empezaba a cuestionarme lo que vio el fundador el 2 de octubre y su respuesta fue clara y tajante: si te cuestionas eso dejamos de hablar ahora mismo. Me quedé perpleja ante semejante respuesta pero claro, como no podía ser de otra manera, dejamos de hablar en ese instante ya que la base de toda la argumentación opusina está en esa visión y si eso era un fraude ¿qué pasa con lo demás?

Estudié en las llamadas asignaturas internas en el opus que hay que tener en cuenta la sabiduría del pueblo cristiano en materia de fe y costumbres y sería interesante que los cristianos de a pie y sacerdotes de parroquía dieran su opinión al respecto sobre los criterios mantenidos por la jerarquía eclesiástica en materia de moral sexual.

No creo que se deba acudir a criterios de fe simplemente para argumentar temas como el de la sexualidad y las argmentaciones aportadas son demasiado fideistas, apartando el sentido común que nos hace razonar como personas.

A la jerarquía eclesiástica le falta en muchas ocasiones credibilidad porque sus actuaciones se distancian del mensaje de Jesucristo, lo mismo que le ocurre al opus, predica una moral sexual que en muchos casos ahoga a la persona y en materias como la justicia social y caridad, mira para otro lado.

Melqui se pregunta qué es un católico no practicante y la respuesta es sencilla. Como bien sabemos, son personas que fueron bautizadas pero no comparten las prácticas y criterios católicos. También hay opusinos no practicantes: pidieron la admisión en su día y actualmente van por libre (eso se decía dentro) no van a convivencias, ni retiros, ni al círculo, ni a charlas... Se puede ser opusino no practicante por mera cara dura o en la mayoría de los casos, como medio de supervivencia: no se tienen fuerzas para salir por miedo fundamentalmente y se adopta esa posición.

Pienso que cada uno debe razonar y adquirir sus propios criterios en materia de moral sexual y en cualquier otro asunto, sopesando los diferentes criterios pero sin ahogar su propia conciencia que es a la que debemos escuchar, no a iluminados que dicen que hablan en nombre de Dios .

Un saludo,

Mabel.