Queridos todos...

El día de hoy, Domingo de Resurrección, acudí a misa a las 19:30 hrs a la Iglesia de San José María Escrivá en mi ciudad, Guadalajara, México.

Grande y triste fué mi sorpresa al ver que la iglesia solo contaba con aproximadamente 80 personas, cuando en otros tiempos, hacía falta espacio para todas las personas que acudian a la misa dominical; hace apróximadamente 5 años que no acudía a esta iglesia.

Y el día de hoy fué una triste sorpresa ver que una iglesia que tiene capacidad aproximadamente para cuatrocientas personas (quizá más ya que inclusive habia sillas extras en el atrio), no llegaba ni a una cuarta parte de su capacidad.

Y viene muy bien el siguiente texto que encontré, ya que me quedé con la misma sensación que aquí se describe al salir de misa.

"Hay un relato sobre un gran kabbalista, quien poseía una energía increíble, que entró en un lugar de adoración. Sin embargo, tan pronto como llegó, le dijo a un hombre sentado cerca de la puerta: “No puedo entrar ahí. Está tan lleno de oraciones, tan lleno de energía, tan lleno de los deseos y lágrimas de las personas. No puedo entrar”.

Sorprendido y confundido, pero muy al tanto del poder y energía de este gran kabbalista, el hombre respondió: “Pues, ¿no es eso lo que queremos de un lugar de oración? ¿No queremos estar llenos de todas esas cosas?”.

“No”, dijo el kabbalista. “No queremos que permanezcan ahí. Queremos que se eleven a los Mundos Celestiales donde el Creador pueda recibirlas. Y la razón por la que éstas no suben es porque todas estas lágrimas y todas estas personas están llorando solas, no están juntas. No hay unicidad, no hay unidad en este lugar. Y por lo tanto, toda esta energía permanece aquí y no puede ser liberada al cielo”.

Saludos desde México.

suedith