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 Correos: Llega otra marea de totalitarismo y estamos los primeros.- Coplasuelta

010. Testimonios
coplasuelta :

¿Y qué mal hay en la ideologizar la Iglesia, cada religión, ponerla al servicio de las tensiones ideológicas del Mundo? Hay una grave distorsión por omisión. Mientras nos dedicamos a sumar activos a la ideología de turno, sirviendo tanto a su totalitarismo como a sus fracasos, perdemos el tiempo precioso para discernir la voluntad de Dios. Y esa es la rémora más eficaz que el Diablo ha conseguido introducir. Todos los demás son pseudoproblemas, calentones que racionalizan el injusto complejo de inferioridad de mucha parte de la Iglesia. Es tremendo ver que el Mundo haya impuesto sus leyes dentro de la Iglesia y desaparezca la acción de Dios en ese Mundo. Desaparece no porque no se haga, sino porque quien tiene que hacerla visible se esconde en covachas conspiradoras para hacer valer lo que le gusta o entiende que es coherente con su forma de ver la Fe.

La prelatura y otros grupos de acción práctica dentro de la Iglesia creyeron encontrar en el método de militancia política la madurez de la propia acción de la Iglesia. La consideración de que la madurez católica dependía directamente de la madurez alcanzada por los sesudos intelectuales y moralistas de cada secta partidista... 



La deriva espiritual de esos movimientos de izquierda es la propia deriva y viven la misma crisis que el socialismo. Con una salvedad. Somos capaces de mantener sin critica alguna posiciones, místicas, acéticas, ideales, juicios, acciones, actividades que la izquierda más moderna ha abandonado lanzándonos a defender la ecología, los diferentes modelos de familia, los métodos anticonceptivos, el aborto o la eutanasia, con un fervor militante que sólo tienen los grupos de extrema izquierda. No son sólo visiones pasajeras. Hay teólogos, laicos y sacerdotes que llevan más de 50 años vendiendo los mismos titulares en prensa y sólo esos. Lo que Bouyer describe en La descomposición del catolicismo, y como no deja de ser actual, como repetitivo y aburrido es el pecado.

La evolución de la extrema derecha hacía posiciones que llaman liberales, de libre mercado, es la evolución de la prelatura. Ha sabido estructurar una militancia totalitaria con la desaparición del Estado y de toda institución intermedia entre esos grupos de poder y las personas. Ahora mismo, más que nunca, estamos en manos de la opresión más terrorífica, la más parecida al campo de concentración, dónde el trabajo es la única actividad humana digna de ese nombre y que evita cualquier relación con los semejantes y, por supuesto, cualquier posibilidad de tener algún futuro. Han descubierto que la esclavitud es más cara y que es bueno que nos administremos el poco dinero que consigamos para tener la inseguridad y la ansiedad necesaria para no poder vivir. Despersonalizar con el totalitarismo económico.

Jamás se ha dado en la Historia la posibilidad de hacer tanto bien como mal somos capaces de engendrar, con un hundimiento del ser humano en la peor de las cavernas. Jamás la libre determinación de las personas, la posibilidad de autorealizarse se ha podido plantear con tanta claridad mientras grupos ideológicos no hacen más que hacer crecer espacios de negra esclavitud como jamás se ha visto.

La podredumbre moral del socialismo y del conservadurismo más rancio se ha dado la mano para crear un sistema en el que los poderosos del dinero pueden someter a naciones enteras a sus designios. Esa dominación, como las leyes historicistas del socialismo y ese magma del tradicionalismo conservador, es de carácter científico. La economía tiene leyes inmutables y nadie habla de ideología. No es capitalismo o liberalismo, es ley inmutable y no seguirla es el caos totalitario de izquierdas, que ya se ha visto como un fracaso en gestión económica, la única relevante.

Si hemos luchado durante siglos por el control de los abusos de poder y el control de las arbitrariedades, en la defensa de la dignidad humana, nos encontramos que nos hemos tragado ese abuso arbitrario y esa profanación de la dignidad humana a través del totalitarismo de izquierdas y derechas sin más. En un bucle diabólico, esas dos facciones de salvadores de cuarta división, han atenazado todo el progreso humano, condicionándolo a llegar a tomar el poder. Mientras, ese poder, esa misma forma de poder, no se critica, no se pone en duda, simplemente tiene en cada época su forma de presentarse y la oportunidad de cada grupo es estar o no él.

Cuando era posible una revolución, se ha hecho, asesinando y persiguiendo a quien se creía enemigo dominando después en totalitarismo cruel a quien era masa a dominar.

Cuando era necesario crear grupos terroristas, se estableció todo un sistema de mística en valores de resistencia, de héroes, que tienen por objetivo el mismo totalitarismo. Y se incorporan su escasas obras escritas como lectura espiritual.

Con la excusa de que todo era posible en cualquier lugar de cualquier forma, los conservadores han hecho de los militares, de las fuerzas armadas, su adalid para controlar esa marea totalitaria de izquierdas.

Mientras, durante, sacerdotes, laicos, consagrados y consagradas, eligieron bando, banda, bandería, cuadrilla, secta, partido, ideología, haciendo de la Iglesia escenario de esa batalla universal, asquerosa y diabólica, por la lucha por el poder e instaurar en cada caso, el totalitarismo que tocaba.

Occidente se iba librando de todo aceptando entre sus partidos a facciones que representaban la versión “democrática” de esas ideologías que, perdonándonos la vida, tomarían el poder de forma pacifica, pasando por las urnas. Pero a condición de que las masacres de cada bando pasaran a ser intentos justificables en países y zonas donde no había una madurez política como en Occidente.

Mientras cientos de millones de seres humanos, espectadores y víctimas de unos y otros, hasta la hartura más infinita. Hemos podido ver en una sola vida a sacerdotes, laicos, consagrados y consagradas, alimentando con toda impasibilidad la ejecución de la violencia más atroz que jamás se haya visto. Como decía Victo Frankl sobre los campos de concentración, los que sobrevivieron eran los peores de cada casa, los que murieron lo hicieron por no medrar a costa de otros. Ahora, nuestros muertos, nuestros perseguidos, viven una paz que los testigos de toda esas masacres no han podido tener jamás ya por ser víctimas ya por ser verdugos.

Pues no contentos con este escenario que supera cualquier descripción de las sociedades más injustas, en los peores momentos de nuestra historia común, en las babas más negras de sus desvaríos, en vez de recoger el fruto del fracaso, rectificar y pedir perdón a Dios, que es realmente el único que nos puede salvar, elevan a sistema científico, conservadores y socialistas, un sistema del que hacen desaparecer cualquier norma o moral, para que gane el mejor, el más fuerte, en más hábil, el más listo, el más depredador, y todos se preparan para ser parte de esos ganadores. Ahora dejan sin reglas, sin las pocas reglas que habíamos conseguido pactar, y nos lanzan a la ley de la oferta y la demanda, con unos jugadores que tienen todas las cartas, todo el poder, todas las oportunidades, que han conseguido al calor del Estado en cada momento cuando eran los dueños del poder.

Ahora la educación es un derecho de los padres, por ejemplo, que podemos elegir en el mercado el mejor de los colegios, dicen. ¿Cómo garantizo la igualdad de oportunidades que es un principio liberal? Quien tenga talento y ganas, que pida un crédito, que corra con una mochila mientras otros, en la ley del puro mercado libre, han tenido más éxito y sus hijos van ligeros como plumas. Si hay libre mercado y todo vale, ¿por qué no ponemos también el contador a cero y nos ponemos a luchar, según parece, por dar bienes y servicios sin que estén las multinacionales en el medio? Han crecido parasitando los impuestos y las políticas estatales ¿por qué no devuelven el dinero y nos ponemos todos a competir en juego limpio? Los conservadores se empapan de la parte de liberalismo que más les gusta: llenar la cartera para financiar la bragueta. No es normal que la victoria del libre mercado haya elevado la moral de clase media conservadora de provincias a ley natural. No es normal que la trata de blancas jamás haya tenido tanto auge. Algún prelaturo dice que es por causa de la revolución sexual de los 70. Seguro que un hippy hasta las cejas de acido tiene la culpa de que Berlusconi, por ejemplo, tenga más amigas que amigos.

El socialismo más democrático, se autoproclaman, y el conservadurismo más moderno, nos cuentan sus prelaturos o no, son agentes interesados por gestionar su fracaso ideológico y no tienen ni ideas, ni moral, ni ética, para enfrentarse a los nuevos depredadores. Pero gracias al antiguo régimen del Estado del Bienestar, de las dictaduras y totalitarismos de todo tipo, ahí están, por eso están el poder y no lo sueltan.

En vez de encontrar la forma eficaz para volver a controlar a los poderosos, le ofrecen un espacio para depredar toda la vida de cada ser humano en función de su nacimiento e igualarnos a todos en el esquema general de esclavitud. Se cumple el sueño del prelaturo, de masas ingentes trabajando de sol a sol, lo único santificable, con hijos a los que no ven y que delegan en clubs y colegios del grupo, y, en pocos años, llenando de estatuas de Cristo, María, el fundador y pocos más, todo será para Dios. Al modo en el que una empresa española como Rumasa, ha hecho de forma proverbial y que muestra como es posible el pecado a condición de que sea por la causa ideológica del grupo.

Al otro lado, el socialismo crea un modelo sano de humanidad, con sólo vivos los que han pasado la prueba de idoneidad de los padres en función de lo que ganan y esperan ganar, abortando a todo el que pone en el medio de la realización personal en función de criterios económicos, de mercado, o de salud mental de la madre, lo mismo, y haciendo desparecer a todos los que retrasan el reparto de bienes, ancianos y enfermos, con eutanasia que ya se hace sobre recién nacidos.

Pero es que nosotros la masa pecadora no nos merecemos más: quitarnos toda Esperanza, toda Fe, toda Caridad, bienes que no podemos disfrutar porque no somos santos, no somos los elegidos por el partido o el grupo, como tocados por la gracia divina. Esos seres que tienen derecho al ocio, para descansar tras encontrar la forma más idónea de darnos de comer. Eso si, como un acto de caridad del partido o del grupo, del empresario molón, y la multinacional de turno. Vivimos en mundo de bienes escasos y quienes tienen derecho a repartirlo son los más validos. El resto es que no sabemos aceptar, en nuestra soberbia, el lugar en el Plan de Dios o en el plan de la Historia. No hacemos más que retrasar los planes de esos visionarios. No hay peor pecado y por eso hay que usar cualquier método represor, sea como sea.

Y todo esto, algunos, con la aprobación definitiva de Dios.

Maldigo los días en los que mis hermanos en la Fe decidieron que todo se resolvía en el Mundo eligiendo entre los conservadores sin Dios y los socialistas ateos. Esos días la Tierra se convirtió en un invernadero sofocante, en una jaula de cristal, de dónde sólo nos puede sacar el trato personal y en comunidad, en la oración y en los sacramentos, con Cristo.

Las soluciones a estas crisis son de vocaciones, no de santos. Somos santos e hijos de santos sin necesidad de carnet de prelaturo. Esos santos que se han ido a Perú, por ejemplo, y ha visto a terroristas de izquierdas abrasando de terror pueblos enteros y a la derecha responder igual, sin que nadie moviera un dedo. ¿Quién se va ir al medio del Mundo ha hablar y dar testimonio de Dios si hay que pagar el peaje previo a las ideologías de la muerte? Si alguien sabe de ese silencio, de ese escandalo, de esa miseria moral, somos los que hemos sufrido en carne propia la lucha sin cesar por que comulgáramos con el pecado para ser católicos. Ni cruzar la calle podemos con esos como compañía.

Los abusos espirituales se dan para forzar la militancia fanática en una ideología y en su evolución, estadio, o momento en el que se encuentre esa ideología. Nada más. Antes tocaba medrar en regímenes autoritarios, ahora en partidos y empresas neoliberales. Lo importante es quítate tú que ya me pongo yo.

Aunque parezca cursi, y así los espero, San Francisco de Sales, lo tenía más que claro:

“La abeja, dice Aristóteles, saca su miel de las flores sin dañarlas y las deja frescas y enteras, según las encontró; mas la verdadera devoción todavía hace más, porque no sólo no causa perjuicio a vocación ni negocio alguno, sino, antes bien, los adorna y embellece”.

Lo que han hecho estos liberticidas, estos manipuladores de la Fe, es hacer desparecer cualquier verdadera vocación y cualquier devoción. Las vocaciones no pasan por las almas y las dejan intactas, sino que las mejora y las hace más y más libres. No sólo reconocen a cada persona en su originalidad primigenia, la potencia, la hace progresar en el bien.

Muchos de los primeros cristianos, de ahí mi aberrante aversión a estos nuevos santos de la lucha partidista, dejaban sus oficios, sus negocios, sus empleos, por qué se ofendía a Dios en ellos. Dejaban sus trabajos, se ponían en manos de Dios, porque era participar en una estructura de pecado. ¿Cuánto más se ha de dejar trabajos que son sólo a favor de la victoria de un bando o de otro? ¿Cuánto más se ha de dejar de colaborar con actividades que sólo buscan la dominación de unos sobre otros? Si no se tiene ese arrojo y valentía, esa conciencia clara sobre como vivir abandonados en Dios, se pasa a pedir opinión al Mundo. Y todos sabemos como todo vale.

Y es todo más sencillo. No tengo que ser santo, oler a santidad, decir frases cerradas, esculpidas en la oración para que el otro sea santificado con mi pobre y miserable ideología, no hay nada que no haga Dios, que Dios no sea su origen, no tengo que vestir como recién duchado o llevar la ropa que otros llevan para dar no sé sabe bien que ambiente, o dar no se sabe bien que imagen. No tengo que llevar greñas con el ping del Che Guevara o el último eslogan internacionalista de la izquierda radical, para ser un buen católico militante.

Y sigo con el cursi de San Francisco de Sales:

“De diferente manera han de practicar la devoción el noble y el artesano, el criado y el príncipe, la viuda, la soltera y la casada; y no solamente esto, sino que es menester acomodar la práctica de la devoción a las fuerzas, a los quehaceres y a las obligaciones de cada persona en particular”.

Para dar la imagen perfecta de militante, tengo que decir y pensar lo que diría o pensará el militante ante esa misma situación. Tengo que dar la imagen que el grupo quiere dar en esa situación. Tengo que replicar de forma perfecta lo que cualquier militante haría. Para ello, para mantener esa tensión, sólo puedo vivirla si soy constantemente machacado por el grupo hasta perder toda la fuerza que me hace ser yo mismo y pasar a ser él, el modelo de militante. Nadie acomoda “la práctica de la devoción a las fuerzas, a los quehaceres y a las obligaciones de cada persona en particular” porque todos tienen que vivir esos quehaceres y obligaciones como los viviría un militante perfecto. Y muchos sabemos la obsesión de la prelatura por sustituir a los que lo dejan si pueden, en sus puestos y trabajos. Es asqueroso ver a un machaca sustituir a otro machaca que aún es más imbécil y papanatas. Muchos sabemos lo que tiene de teatro, de adolescencia pertinaz, es ir y venir del entusiasmo del militante que tiene en la frente la luz de la verdad. Cuantos pobres desgraciados han hecho el payaso para dar a entender que todo es guay si eres de mi grupo y lo mal que lo pasan los de al lado.

Y para acabar ya con nuestro santo cursi pero amigo del alma

“Dondequiera que nos encontremos, podemos y debemos aspirar a la perfección”

Ninguna prelatura me va a decir que han descubierto la última versión de la laicidad. Nadie los ha necesitado hasta ahora y nadie los necesita. Quien quiera un obispado a su medida, que lo pida, que se lo den pero que demuestre que es diferente a mi en algo, primero y que hace algo más y mejor que el mismo Dios en su Iglesia que tiene obispados para aburrir.

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Publicado el Wednesday, 28 March 2012



 
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