Querido Fletcher:

Como ya sabes, me agradan mucho tus aportaciones a opuslibros y más todavía tu sugerencia (20.02.2012) de profundizar, a partir de la reciente publicación de los Reglamentos del Opus Dei como Pía Unión (1941), en las raíces ideológicas del Opus Dei durante su período fundacional: has acertado de lleno en esto. Pero en esta ocasión discrepo de lo que, como respuesta tuya (14.03.2012) a Ramón (12.03.1012), escribiste acerca del neoliberalismo. Por supuesto que tienes toda la razón cuando consideras el comportamiento elitista de la Obra de Escrivá como “marca de la Casa” y cuando resaltas, refiriéndote a la actuación del Opus, que “hay que estar siempre donde haya un nivel de decisión”. Esas afirmaciones son una verdad como la copa de un pino.

Pero, en lo referente al neoliberalismo, me parece que desaciertas. De entrada, éste no debería ser descalificado como una etiqueta sin apenas contenido; precisamente por eso, en mi escrito del 14.03.2012, recomendé el libro del historiador Josep Fontana, Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945, Ediciones Pasado y Presente, Barcelona 2011, que analiza muy a fondo esta cuestión. Además, a día de hoy, veo que los intelectuales de la Obra de Escrivá dan su apoyo, desde diferentes frentes, a ese neoliberalismo: desde el frente laical, mediante el seminario “Empresa y Humanismo”, y desde el frente clerical, mediante estudios jurídicos, filosóficos y bioéticos que sintonizan con lo que la jerarquía de la Iglesia Católica desea escuchar sobre esos temas en su batalla contra el laicismo. Y no sólo los intelectuales, también los miembros del Opus que actúan en política están volcados en posiciones neoliberales (lo de Amaiur es otra historia, más concreta, que no niega lo anterior) y antilaicistas: esto es más que evidente, a no ser que yo sea un cegato. De hecho, es significativa la noticia que nos hizo saber Jimena (14.03.2012) sobre las actuales elecciones primarias del Partido Republicano en los EE UU.

Cuando escribí mis reflexiones del 14.03.2012, tenía en mi mente y también encima de la mesa el libro que Ana Azanza (14.03.2012) recomienda: Joan Estruch, Santos y pillos. El Opus Dei y sus paradojas, Herder, Barcelona 1993. Estuve a punto de incluirlo en el listado bibliográfico de mi escrito, pero al final, considerándolo ya como clásico, decidí limitarme a libros más recientes. En mi opinión, querido Fletcher, el libro de Estruch es, hasta el momento presente, el mejor estudio que se ha realizado acerca de la ideología del Opus Dei; este sociólogo acierta de lleno apreciando íntimos puntos de conexión entre economía capitalista y actuación de la Obra de Escrivá en el período franquista. Un ejemplo: tú mismo observas contradicciones en el Opus (“hacer una cosa y su contraria como si nada”, escribes en tu última aportación); pues bien, Estruch, como recuerda Ana Azanza citándolo, da una magistral explicación del porqué de esas contradicciones: cuando se combinan tendenciosamente la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad, se desemboca en un tormentoso mar de paradojas, estridentes y a veces enloquecedoras, como las que se viven en el Opus (Ana lo ejemplifica muy bien: vocación laical en teoría, vida frailuna en la práctica; mientras el numerario Luis Valls Taberner [1926-2006], financiero, funcionó con la libertad señorial y el desparpajo de un VIP, a las numerarias auxiliares se las trataba casi como esclavas). Por eso, si se desean abordar nuevos estudios sobre los aspectos ideológicos de esta institución, el estudio de Estruch ha de ser siempre una referencia básica. Aun así, vuelvo a recomendarte los otros libros que cité en mi último escrito, porque se circunscriben a las circunstancias actuales.

En conclusión, no basta con explicar el funcionamiento del Opus a la luz de su elitismo y afán de poder a costa de lo que sea. La actuación desplegada por la Obra de Escrivá a lo largo de la historia contiene más enjundia ideológica, enraizada en el integrismo antimoderno, de lo que pueda parecer a primera vista.

Te hago estas sugerencias, opinables claro está, a la vez que te envío un abrazo.

Josef Knecht