Después de leer las reacciones a mis dos escritos, reitero mis disculpas. Nunca fue mi intención ofender a nadie y reconozco que me expresé en términos provocativos. Entiendo y comprendo perfectamente todo lo que se me dice sarcástica o ponderadamente, con humor o con enojo. Eso sí, personalmente me felicito por haber contribuido a animar esta página, ya que las semanas anteriores daba pena ver lo poco que se publicaba. Por lo menos he promovido un debate que ha servido para definirse y reafirmarse en las convicciones de los que han intervenido, y tal vez para reflexionar.

Agradezco a los que me dicen (cada uno a su manera) que no tengo mala baba. Es verdad, yo no solo respeto, sino que además, como decía, me siento muy unido a todos los que escriben, aunque sea anónimamente, porque hemos pasado por experiencias más o menos parecidas y nos comprendemos...  

A los que muestran su asombro y me critican también les agradezco su respuesta y sus explicaciones, porque me muestran a las claras que nuestras experiencias en el opus Dei han sido bien distintas y por tanto las actitudes que se adoptan ante tal institución son muy diferentes. No quiero testimoniar mis tribulaciones durante mi vinculación con el opus Dei porque no quiero recordarlas, pero fueron más interiores, no tanto producidas por presiones de los directores, por injusticias hacia mi persona. Creo que me trataron correctamente y yo siempre fui persona afectuosa con todos y fui correspondido con un afecto que considero sincero. Mi relación con los directores de centro fue siempre muy buena y de ellos recibí siempre cariño, así como indulgencia a mi falta total de espíritu proselitista y de celo por el encargo apostólico (creo que así se llamaba). Unos meses después de marcharme, estuve charlando con uno de ellos a quien quiero mucho y seguí notando su compresión. Por eso veo a la institución a través del prisma de ese trato afectuoso personal que yo he vivido. Pero al mismo tiempo veo en ella por propia experiencia muchos aspectos estructurales viciados, unos de raíz y otros por la praxis institucionalizada.

La cara más perversa del opus Dei la he conocido principalmente por opuslibros. Y, como ya he dicho, no pongo en duda ninguno de los testimonios que aquí se publican y veo totalmente lógico que la actitud de los que han sufrido tanto sea de total rechazo de esa organización. En este sentido comprendo perfectamente que mi epíteto inicial de sectario, luego matizado en radical, haya sido ofensivo y en general mi pensamiento mal entendido o mal expresado. Habida cuenta, pues, de las diferentes visiones mencionadas y siendo consciente de que una de las finalidades de esta web es denunciar los abusos que comete el opus Dei y de que éste desafía formalmente a esta página, comprendo también que no tiene sentido reconocer lo bueno que tiene esta institución (así que, Agustina, vistas las reacciones, no voy a molestarme en especificar esas cosas buenas, pero te agradezco mucho tu actitud abierta, que revela una vez más tu tolerancia y tu bondad; que sepas que yo te quiero mucho y te apoyo incondicionalmente). Eso no quita que haya personas, como yo y otros que conozco (o que me han escrito a mi correo electrónico para mostrarme su adhesión a mis escritos), que pensemos que no todo está podrido en el opus, que no todo es perverso. Pero a lo mejor estamos equivocados.

Respecto a esta diferencia de actitudes yo tengo una sospecha y me gustaría compartirla por si es confirmable o desechable. Me da la impresión de que el opus Dei, a juzgar por la actitud hacia ella de los que estuvieron vinculados, no es el mismo en todas las delegaciones (y por supuesto en las dos secciones): por ejemplo, yo durante mucho tiempo fui de la delegación de Madrid Este (después me trasladé a otro lugar) y tanto yo como los pocos que conozco de los que han salido, somos de los que no hemos sufrido conscientemente presiones ni abusos como los denunciados en esta web. En cambio me da la impresión (por gente que conozco) de que las delegaciones de Valladolid y Granada son más conflictivas y de ahí sale gente mucho más quemada, y por tanto mucho más beligerante a la hora de juzgar al opus Dei en su conjunto. La de Pamplona (que sí conozco) debe ser bastante peculiar por la Universidad de Navarra, que crea todo un universo cerrado. No sé, es una hipótesis. Me gustaría saber qué pensáis, si tenéis ganas de contestarme. Yo por fortuna vivo en una ciudad donde el opus es casi desconocido y no tengo más contactos con antiguos miembros que los esporádicos a través de internet, por eso lanzo esta pregunta.

Por último quisiera deciros una cosa. Lo que más me gusta de opuslibros y con lo que más me identifico es su lema Gracias a Dios, nos fuimos. Para mí el irme del opus Dei ha supuesto no solo la disolución de todo el mejunje mental que me tenía atenazado, sino la posibilidad de ver la realidad con los ojos del preso que ha salido de una cárcel; y me hace apreciar (cada día, cada instante) las cosas más sencillas de la existencia con una intensidad que jamás podrá tener quien no haya pasado por la represión mental que te impone el opus Dei. Y pienso que esa es una de las cosas buenas que tiene esa institución cuando la dejas: que disfrutas de la vida más que quienes han sido normales siempre.

Cuando mi hija pequeña se duerme en mis brazos experimento un verdadero éxtasis que intensifica el pensamiento de que no podría vivir esa experiencia tan única y radical si no me hubiera ido del opus. Cuando mi otra hija corre hacia mí para colgarse del cuello al llegar yo a la guardería o a casa y la pequeña me trae la ropa para que me cambie, yo flipo en colores, porque no era ese el recibimiento habitual cuando llegaba al centro. Cuando beso a mi mujer siento una emoción que es mucho más que un estremecimiento de la sensibilidad: es la sensación de plenitud de una humanidad que estuvo incompleta tanto tiempo. Y cuando me enfrento a problemas normales de cualquier ciudadano tengo la tranquilidad de que son problemas, pues eso, normales, no los retorcimientos metales que le crea a uno en la cabeza la tensión entre unos preceptos propios de fariseos y las convicciones del sentido común.

En fin no quiero enumerar más “cosas buenas”. Solo quisiera comunicar una visión más positiva, menos agria, que es verdad que no hay mal que por bien no venga. Aleluya. Perdonadme si os molesta mi alegría y que os la transmita.

Que sigáis escribiendo mucho.

Habla, me temo que no me terminas de entender, ni yo termino de entenderte, pero no pasa nada.

Os deseo a todos mucho amor, mucha suerte y open mind for a different view.

P.S. Justo antes de enviar esto leo la noticia de las seis exnumerarias que han denunciado al opus Dei por presunto fraude a la SS. Buena noticias. Mi mayor deseo de que la denuncia salga adelante.

Patricio.sabina@gmail.com