El lector atento de esta web habrá detectado ya algunas constantes en las reacciones de algunos autores ante ciertas afirmaciones vertidas en ella. Sería interesante que un sociólogo las analizara porque realmente esas reacciones forman parte de un conductismo estímulo-respuesta muy interesante. Ahora me refiero en concreto a que casi cada vez que Daniel escribe algo, en la siguiente actualización de la página aparece una crítica, con frecuencia (si no siempre) de mujeres, y por lo general bastante airadas, que la toman con él por las ideas que expresa. Esta vez la réplica a Daniel_M ha corrido a cargo de Mariac...

Voy a empezar por lo positivo. Daniel me parece que es uno de los colaboradores más interesantes, de los que escriben más claro (cosa que no se puede decir de todos) de esta web, con bastante sabiduría humana, también sabiduría libresca, por qué no admitirlo, y sobre todo, con una profunda identidad cristiana. Todo lo que escribe me parece interesante. Puedo no estar de acuerdo en algún detalle, a veces en el tono, pero en general pienso que Daniel se merece el respeto de lectores, colaboradores y críticos.

Pero, y aquí está lo negativo, no todos los críticos están a su altura. En el caso de Mariac (como de muchos que critican sin tener el cuenta la totalidad del texto que se critica), ella arremete contra Daniel citando la frase “Al querer que ella conviviera contigo, le has “forzado” a que se “convierta” a tu forma de ser“, donde la palabra forzado está entrecomillada, es decir, que ha de interpretarse en sentido figurado. Mariac lo interpreta en sentido estricto. Esa frase, que está hacia el final del texto es como un abundamiento, como un decir lo mismo con otras palabras, mientras que todo el análisis del problema está analizado (con bastante acierto) en los párrafos anteriores.

Yo me atrevo a terciar en este tema porque lo que dice Daniel sobre los matrimonios mixtos es algo que me afecta personalmente, y el diagnóstico que hace Daniel es acertado. Yo, que soy cristiano practicante, muy convencido de mi fe y de la moral católicas, estoy felizmente casado hace ya unos cuantos años con una bautizada cristiana no católica que se considera atea. Gran profesional en su especialidad, es sobre todo una esposa y una madre amante y entregada a su familia. Los dos somos tremendamente distintos en nuestras convicciones interiores, pero por encima de nuestras diferencias está el amor, que ha operado un auténtico milagro, porque me cuesta entender, si no es por el amor real que nos guardamos, cómo he podido casarme yo con una atea. No pretendo atraerla a la fe, porque sé que solo la puede atraer a la fe la gracia de Dios. Si Dios se la concede, bendito sea, si no, bendito sea igualmente. Una monjita me dijo una vez: “Tu mujer no creerá en Dios, pero Dios sí que cree en ella”.

En el tema que plantea Marcus lo nuclear es la conciencia de su amiga, y el análisis que hace Daniel es totalmente certero. Cada uno tiene una conciencia que es lo más personal, lo más inviolable. Y una persona que ha pertenecido x años al OD no es lo mismo que un católico cualquiera, tiene una conciencia mucho más compleja que la de tus felices amigas, Marioc, que viven con sus parejas antes de casarse. Eso lo ha captado muy bien Daniel con los datos que ofrece Marcus de su amiga y sencillamente ha hecho lo que pedía Marcus: da un consejo personal fundamentado, no un ofrecimiento de dirección espiritual. Si a ti, Marioc, no te gusta el consejo, dale otro, pero no se puede tachar de absurdo y simplón lo que una persona, en uso de su libertad de expresión y con deseo sincero de ayudar a otra persona, le escribe por petición de ella.

Y volviendo al conductismo observable en esa web cuando se critica a alguien, es curioso el uso de la acusación de que ese alguien o bien es un infiltrado del opusdei, o que todavía sigue siendo en su interior del Opus Dei (no hace mucho se le escribió esto a Paulino, y antes se ha esgrimido contra otros). Eso sí que es simplón.

Yo de todas formas no me sulfuro porque comprendo perfectamente que, sin entrar en discusión de género y generalizando mucho, hombre y mujer reflexionan de muy diferente manera. El hombre piensa antes de hablar o escribir, la mujer piensa al mismo tiempo que habla o escribe y por eso su pensamiento es más dinámico, a veces apasionado, a veces tierno, a veces iracundo. Esto se ve por las críticas que con tanta asiduidad recibe Daniel de las féminas impulsivas. Espero, Daniel, que se lo tengas en cuenta, porque a fin de cuentas, queramos o no, hablamos de lo mismo y a veces lo mismo, pero en lenguajes distintos.

Cerrito