Diosa. Me refiero a Astrea, la diosa de los abogados. Te contesto confirmando que efectivamente me quedé sólo con un párrafo de tu envío, lo saqué de contexto, sólo para argumentar una cuestión que ya venía discutiendo. Pero, respecto a la virtud que más te atrae, la congruencia, a quién no?, como motivo para salir de la obra pienso que no habrá sido el único. Ignoro por ej. cuánto tiempo estuviste dentro, lo que es relevante. Porque, vos sabrás mejor yo, por los años de profesión que tenés, que la congruencia, o su hermanita la coherencia, es un tema que se ha vuelto tan relativo. Todos reclamamos cuando notamos incoherencia, pero es tan frecuente y común que se dé. Nada es perfecto, ni todo funciona bien, o mejor, casi nada funciona bien, como debería. Releé los últimos envíos de Anonymous y de Giovanna Reale, yo te agrego el caso del obispo seudo gay que denuncié, el encubrimiento posterior de sus pares, la corrupción de la Justicia que experimento a diario y ni qué decir de la corrupción política y económica.

Todo el mundo miraba a Europa y a su mercado, mucha gente de latinoamerica fue allá para buscar nuevos horizontes, y de pronto todo se vino abajo. Muchos estudiantes españoles o profesionales jóvenes desean emigrar a América, porque hay más oportunidades, dicen. Los españoles ya no se acuerdan cuando invadieron América a principios del siglo XX en busca de trabajo. No te parece querida que con la Obra nos puede suceder aquello de matar al mensajero?

A mi me parece más grave lo que sucede con la Iglesia, lo que nos contaba Giovanna Reale, lo que todos sabemos o leemos frecuentemente. Pero eliminar la infalibilidad me parece mortal, incluso ponerla al menos entre paréntesis. Porque en qué quedan los evangelios, el contenido, son 70 los libros o 333, el diluvio universal!!!, no quedaría títere con cabeza. Si se eliminan todas esas "certezas" en nombre de quién o en base a qué te podrías aconsejar a vos misma, lo que de alguna forma me aconsejaba Agustina. Estoy pensando en voz alta. Creo que sólo la fe en que Benedicto XVI no puede equivocarse y los demás tampoco, en consonancia con él, es la única certeza que va quedando y de la que pende todo lo demás. El planteamiento de Giovanna Reale nos llevaría necesariamente a un callejón sin salida, a una angustia existencial, en fin, a la locura. Pienso que el misterio de la fe, al proceder ésta directamente de Dios, está fuera de nuestro entendimiento y no está mal que lo aceptemos, de vez en cuando. Eso es lo que nos atrae, lo infinito, la belleza, la perfección.

Bueno, perdón por el dislate.

Charlypitt