El fallo absolutorio a favor del Opus en la demanda de Catherine Tissier, no debería ser motivo de mayores festejos en la institución. Si el fallo dijera que lo declarado por la denunciante era falso y que sus acusaciones eran infundadas, hubiera sido otra cosa. Pero simplemente dice que la denunciante no logró probar que hubiera trabajo disimulado...

Algo similar le está pasando al Opus, en la medida que los juicios se multiplican y salen en los medios, la institución sigue perdiendo imagen. Lo importante que es la imagen para la institución, lo demuestra el hecho de que gastaron 36 millones de dólares para rodar la película “Habrá dragones”, que básicamente era publicidad encubierta. La batalla de la imagen tiene 2 frentes: uno externo y otro interno. El externo la afecta porque en la medida que la gente tenga una visión negativa, le va a costar más y más reclutar gente nueva. Pero también le debe pegar a la moral de los que están adentro, porque los juicios no son con gente que “no entiende la obra”. Cuando alguien atacaba al Opus, sobre todo si era de adentro de la iglesia, el argumento que se nos daba internamente era que “no la entienden”. Como que la obra era algo nuevo y revolucionario, y había gente que podía estar actuando de buena voluntad, pero que la atacaba porque no la entendía. Pero si los juicios son con ex-miembros, que estuvieron decenas de años adentro, y en algunos casos ocuparon cargos de dirección, el argumento de “no la entienden” ya no corre.

Hace unos años, el dueño de una agencia de turismo uruguaya, estafó a los empleados y los clientes y se fugó con un montón de dinero. Un amigo me comentaba entonces: “el problema que va a tener este señor, no son las empresas a las que estafó por decenas de miles de dólares. Esas empresas lo demandaran en la justicia y los juicios durarán años. El problema es con el pequeño cliente que le compró un pasaje de 500 dólares y que si se lo llega a cruzar por la calle, le pega un tiro en la cabeza”. El Opus no se está enfrentando a empresas que buscan un objetivo económico. Catherine Tissier no luchó durante años para obtener dinero, luchó por su dignidad, por un sentido de justicia. Igual que Agustina o que la auxiliar italiana que está demandando al Opus en Italia. Esta gente no hace un análisis costo-beneficio para determinar si le inicia una demanda al Opus o hasta que punto la sigue. No le importan los costos, no le importa nada, solo quiere ver que se haga justicia y que se sepa la verdad, que el Opus quede al descubierto.

Por eso, si en el Opus están festejando... como dicen los ingleses: think again.

atomito