Vergonzoso

FM, 16 de noviembre de 2011

Lectores y escritores de Opuslibros,

Resulta difícil de creer. De verdad que no es fácil.

Si fueran auténticos los informes de conciencia de miembros del Opus Dei (quizá los haya también de no miembros) escritos por otros miembros de la organización que publica Opuslibros y para colmo verídicos los testimonios, escritos y modos de operar revelados sobre el Opus Dei (calumnias, presiones, maquiavelismo, fariseísmo, hipocresía, mecanicismo, perfeccionismo, secretismo, marginación, abandonos, soberbia y tantas otras corrupciones más) esa institución sería una guarida de estafadores...

Si todo ello fuera cierto, repito, ¿por qué afanarse con tantas hojas, libros, charlas, convivencias, reuniones, misales, agendas y pedeás para luego soltar esas flatulencias por cada hueco del cuerpo?

Si así actuaran tales sujetos, con el prelado a la cabeza, ¿creerían ganarse de veras la vida en la Tierra y alcanzar la Vida en el cielo continuando con tales despropósitos? ¿Quiénes creen que son?

Si el prelado y sus ayudantas/es hicieran o permitieran todas esas depravaciones, ¡cuántas violaciones espirituales habrían cometido!

Puestos a fiarse, merecerían más confianza y afecto ―lo evidencia Jesucristo en el Evangelio y también la historia de la Iglesia― quienes se pringan a diario con fluidos corporales propios y ajenos. Al fin y al cabo son sustancias naturales y quien quiera las quita con facilidad.

En cambio, un violador espiritual ―aunque vaya perfumado con agua bendita― rezuma esa insoportable soberbia de quien se considera perfecto y, por supuesto, no es de fiar. Imagino que los violadores espirituales tampoco confían en otros de su calaña. Además, por cierto, suelen estar tan pringados o más por fuera que los demás.

Sea como fuere, en Opuslibros existe ya la experiencia de que, en cualquier momento, alguien que ha sido compinche puede cabrearse y empezar a hablar. También algunos se arrepienten ―así lo muestra igualmente Opuslibros― dejan de hacer traición, dan a conocer parte de sus miserias y piden perdón.

¿Y los demás? ¿Qué pasa con quienes continúan con sus corruptelas? ¿Siguen arreglando el mundo y a quienes lo habitamos estando ellos estropeados?

Pues ¡nada! ¡A trabajar, que hay mucho que hacer! ¡A dejar de chismorrear en la vida ajena y a empezar a quitarse la mucha mierda de la propia!

Desde luego, si lo publicado en Opuslibros es cierto, ¡anda que no se podrían hacer ya unos sabrosos informes del prelado y de sus secuaces! ¡Menuda pandilla de guías y consejeros serían!

¿Qué es eso de perder tanto tiempo con informes, avisos, papeles y consejos vacíos mientras atropellan los derechos básicos de los demás?

¡A hacer algo de una vez, presunta camarilla de teóricos y caraduras!

¡A empezar a sudar la sotana, la blusa, la camisa y la camiseta!

Ya que tanto queréis al Opus Dei y tanta entrega pedís a los demás para la institución, que no para Dios, a ver si vosotros entregáis también a la OBRA todas vuestras extremidades, incluidas las MANOS.

¡Ale, venga, a trabajar de una vez!, ¡MANOS a la OBRA!

¡A barrer las calles, a segar los campos, a colocar ladrillos, a reforestar montañas, a limpiar váteres, a cultivar berenjenas, a poner postes, a reponer estanterías, a ordeñar vacas, a cavar zanjas, a instalar cables, a extraer carbón, a cosechar lentejas, a soldar estructuras, a cocinar para los vecinos tortillas de patatas y buñuelos de chocolate, a tapar el agujero de la capa de ozono y a sacar a mear a los perros!

¿Qué es eso de pseudoarreglar la vida ajena desde las alturas con tantos estropicios en la propia?

¿Pero qué narices vais a santificar con tanta palabrería?

¡A trabajar, que sobran vagos y hay mucha labor!

¡A ayudar a los pobres, a los enfermos, a los tullidos, a las viudas, a los viudos, a los parados, a los ancianos, a los presos, a los desquiciados y a los deprimidos! Y, por supuesto, a tratar de hacerlo bien por amor de Dios.

Atomito se contenta con que los terrícolas y los marcianos conozcamos las presuntas barbaridades de tanto presunto pervertido publicadas en Opuslibros.

¿Por qué marginar a las criaturas de otros planetas, estrellas, galaxias y constelaciones? ¿Vamos acaso a despreciarlas?

Nada, Agustina, mucho ánimo y miras altas. Salvando la identidad de las personas, como siempre hacéis por puro sentido común y respeto a los demás, a empapelar el universo entero con artículos, informes y testimonios de todo tipo. Así se oxigenan.

Y todo eso aunque, como no pueda ser de otra manera para cualquier persona normal, siga provocando el vómito constatar que, según los casos, alguien los haya prescrito, escrito, leído, provocado o perpetrado.

FM