Con gran entusiasmo terminé de leer el envío de Paulino: por fin el equilibrio, sentido común, y sobre todo sabiduría en la manera de encarar el tema que nos une, pero que al mismo tiempo nos separa: el Opus Dei.

Concuerdo en un 85% con la visión de Paulino, ya que sólo planteos no resueltos cuestiones no planteadas por él constituyen el 15% restante. Me choca la incongruencia y contradicción del Padre actual respecto de lo que aprendimos en el pasado, pero finalmente me persuade de que nunca fue lo mío al notar que los numerarios, pero más específicamente los directores terminaron en convertirse en seres extraños, distintos al resto del mundo, y dedicados a funciones cuasi clericales o exclusivamente espirituales. Por supuesto, con nula dedicación a la profesión que abrazaron, y en síntesis, alejados del mundo.

Pero guardo muy gratos recuerdos de mucha gente, y en ocasiones me he sentido apreciado, realmente feliz, en el lugar más bello del mundo y sin ninguna ambición de buscar otro.

Seguiré leyendo los envíos de la gente, pero creo que ha llegado la hora de tomar otro rumbo. Particularmente, Agustina, no creo que todo tu esfuerzo nos lleve a un final feliz, sino al contrario, a una mayor frustración y rabia, ya que la misma o peor defraudación de las espectativas, se nota también en la Iglesia.

Suerte.

Charlypitt