Queridísima Agustina y todos:

¡Qué alegría volver a encontrarnos!

Hace mucho que no escribo, aunque procuro estar al día de lo que se escribe. Es mi impresión que la página “ha crecido”, ha madurado. Yo personalmente aún no he reaccionado ante tanta información y ante la calidad de esta, más aún dada mi ignorancia en casi cualquier tema del opus habiendo pasado quince años dentro como numeraria, (eso sí, en lo más profundo de la administración). Como dice Vallelaencina, no llegué a ver la parte de atrás del tapiz.

Me gustaría responder a muchos pero me temo que haría caer estrepitosamente el nivel que opuslibros ha adquirido, mejor os agradezco a todos el esfuerzo.

Para mí no existió un antes (demasiado joven) y un después (demasiado envejecida) de mis años en la cosa, ha existido un antes y un después de opuslibros.

Muchos de los últimos escritos me han dolido porque puedo ver que aunque han pasado tantos años se sigue haciendo daño, mucho daño, en las últimas entregas filosóficas tengo que reconocer que me pierdo, pero hay algo que me gustaría decir a todos los que ahora están sufriendo, dentro o fuera.

Yo pienso que sin saberlo nos dieron un arma importante con la que poder salir adelante, pienso que nos dejaron tan solos que nos obligaron a ser supervivientes, fuera podemos hacerlo con una sola condición: no sentir lástima de nosotros mismos.

Es preciso no quedarnos aislados, yo no había conocido a ninguna persona que hubiera sido del opus hasta el 2011, treinta años después de que me echaran de la cosa, hasta ese momento creía que era una de las poquísimas que no habían dado la talla, por lo que me alejé de ellos todo lo que pude, busqué relaciones humanas, aparte de recuperar las familiares, en todos los lugares en los que había gente de mi edad, busqué trabajo de todo hasta dar con el que he ejercido a lo largo de treinta y un curso, y ahora estoy a las puertas de la jubilación.

No es fácil, no lo es para nadie, nuestro paso por ese túnel negro de la vida nos marcó como con un tatuaje el alma y la cabeza, nos sacaron del mundo real y cuando volvimos a él éramos como elefantes en una cacharrería, al menos a mi todo me daba miedo. No quise sentir pena por mí, ni consentí que mi familia lo sintiera. No es fácil pero no es imposible, ni dentro ni fuera es fácil, la diferencia es que fuera luchamos por cosas reales, trabajar, mantenernos, sacar adelante una familia, con horas de alegría y con muchas de dolor, los hijos, hermanos, padres mayores, noches sin dormir, enfermedades, y un Dios que nada tiene que ver con ese estereotipado que nos mostraron dentro.

Yo no voy a entrar en luchas contra el opus, estoy convencida de que no es de Dios lo que tanto daño produce, y estoy convencida de que la Iglesia es la verdadera responsable de tanto dolor y de que nada hará por remediarlo. De la misma manera estoy convencida de que todos rendiremos cuentas, y “el” y los suyos pagarán por olvidarse de que dañaron a los hijos de Dios. Y tan amigos que son de las “listas”, a estas alturas deben de estar más que acongojados si llevan un listado de los que gracias a Dios nos fuimos.

Me gustaría ayudar si puedo más de cerca, Agustina, si alguien lo necesita (soy del sureste español), sabe como localizarme.

Como despedida os diré, como comenté en su día, mi marido dejó el 19 de marzo el opus tras 47 años dentro, lo dejó porque lo abandonaron, nos han retirado hasta el saludo, incluso personas que venían por casa habitualmente a comer, supuestos amigos de muchos años…

Agustina, supongo que “los arreglos” de la página habrán costado un dinero extra, quisiera saberlo por si puedo ayudar.

Un beso muy fuerte para todos,

Janabenito