"Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguirlo en solitario" Esperemos que estas palabras pronunciadas por Benedicto XVI en Madrid anuncien una desautorización de organizaciones que bordeando el espíritu y la legalidad de la Iglesia están haciendo mucho daño y suscitando un rechazo casi unánime tanto dentro como fuera de la Iglesia. Me refiero principalmente al Opus Dei y a los legionarios. Urge corregir los excesos permisivos que han hecho de estas dos organizaciones objeto de escándalo y rechazo. Sabido es que Juan Pablo II fue el papa del opus al que premió su apoyo financiero y de movilización social con grandes favores entre los que destaca una fulgurante santificación cuestionada cada vez por más sectores de la Iglesia tanto por sus métodos como por su oportunidad.

En este sentido contrasta la movilización entusiástica del opus en los actos de Juan Pablo II con la tibieza del apoyo a Benedicto XVI y el éxito de la reciente visita y de las jornadas mundiales de la juventud pone más aun en evidencia la soledad y decadencia del opus dei, empecinados en tener de facto su propia iglesia dentro de la iglesia. Benedicto XVI no puede obviar que varios libros del cardenal Ratzinger estaban entre los libros prohibidos por el Opus Dei a sus socios y que cuando el cardenal se convirtió en Papa se apresuró a sacar de su índice/lista de libros prohibidos.

Otra señal del rumbo de los acontecimientos en cuanto a la nueva política vaticana para con el opus es la reciente concesión del PREMIO RATZINGER entre otros a Olegario González de Cardedal, sacerdote español, profesor de teología sistemática. Ya se dio en su dia la noticia en opuslibros. Publicó en su día un clarificador artículo expresando su opinión sobre el opus dei que ya ha sido citado y reproducido también en opuslibros y que aconsejo releer por su interés.

Benedicto XVI está resultando un papa que sea uno creyente o no, inspira respeto por su preparación intelectual y además – lo parece al menos – por su intención de no comulgar con ruedas de molino y poner en su sitio a las organizaciones que no dan ejemplo de espíritu cristiano sino más bien de todo lo contrario.

Jlc