Quisiera comentar algo sobre el estupendo artículo de EBE:

Mirad qué diferente la actitud de los religiosos y la que comenta EBE, común a todos los que estuvimos en la Cosa.

Recuerdo que en clase de Latín II, en la Universidad, tocaba traducir a Marcial. Para el que no lo conozca hay que decir que sus poemas son bastante subidos de tono, con palabrotas, erotismo o abiertamente pornográficos. Nos contaba el profesor que en un curso anterior, por hacer la gracia, propuso a los alumnos la traducción de uno de los poemas de contenido altamente erótico, pero... sin darse cuenta de que entre los alumnos había una religiosa cursando la asignatura. Al día siguiente entró en clase y pidió voluntarios para la traducción y resulta que la religiosa fue la primera en levantar la mano. El profesor, dándose cuenta entonces de su falta de delicadeza le dijo que la dispensaba, si quería, de leer su trabajo. La monja, muy por el contrario, rechazó con amabilidad el ofrecimiento y comenzó a leer su impoluta traducción, dejando a todos boquiabiertos. El profesor nos reconoció que jamás le habían dado una lección de integridad como aquélla y que, desde entonces, procuraba no jugar más con los poemas de Marcial.

Ahora bien. ¿Qué haría un/a numerario/a en este caso? Correr al director y quejarse amargamente de que el profe es un asqueroso salido que atenta contra su vocación. Por supuesto tendría la bendición del directorzuelo para no hacer el ejercicio, etcétera, etcétera,...

La actitud que se vive en la Cosa con respecto a los "directores" es muy parecida a la reacción psicológica que se vive en las relaciones de maltrato. Normalmente, esto lo saben bien los psiquiatras, no hay maltrato sin maltratado, o sea, sin persona que acepta el rol de maltratado. Lo mismo sucede en muchos casos de neurosis provocadas por acomplejamientos o complejos de inferioridad. Se acepta que uno está siempre en una posición de debilidad frente al otro.

Por esta razón, cuando a los "directores" les hemos plantado cara han contestado balbuceando (supongo que muchos tendréis la experiencia) o no han podido contestar, al igual que sucede cuando un maltratador se encuentra con una respuesta airada del maltratado. Cuando uno muestra su cara más segura, el maltratador cede sin luchar ya que la base del maltrato es precisamente abundar en la debilidad del otro.

Esto es lo que sucede en la Cosa. Por eso, cuando al salir nos hemos mostrado con la seguridad que nos da la razón y la fe, los de la Cosa se echan a temblar y ven que sus medios de coacción no son útiles.

Los religiosos, sin embargo, como su fe es pública, parten de la seguridad que les da su condición, por eso pueden, como la monja de mi facultad, hacer frente a cualquier desafío, aunque en principio se trate de un tema inmoral.

Por mucho que critiquen y miren a los religiosos por encima del hombro, estos están a años luz de los de la Cosa... gracias a Dios.

Un abrazo a todos.

FletcherChristian

PD: sugerencia para el nombre de la casa de acogida: Nuncajamás (je, je, je).