Me gustó mucho tu escrito Vallelaencina. La pregunta que me hago es ¿qué antecedentes históricos puede haber para generarse una esperanza? Es decir, como se ha dicho tantas veces aquí: ¿qué indicios ciertos hay de que lo que se hace mal hoy, se hizo bien ayer? Cuanto más se investiga el pasado del Opus Dei, más sorpresas aparecen.

El único problema que veo con la metáfora del niño que se hace adolescente es que ha sucedido al revés: la madurez parece haberse dado en época de Escrivá y ahora con el actual prelado -especialmente- hay todo un proceso regresivo, justamente porque “desapareció el padre”.

La ilusión que todos teníamos estando adentro era que al menos había “un origen al cual volver”. Con el paso del tiempo –la propia experiencia- y los escritos y análisis de Opuslibros cada vez es más difícil demostrar que “en un principio no fue así” y que ahora todo se debe “a la dureza del corazón”.

Por ejemplo, ¿cómo ser laicos si se nació religiosos? (cfr. escritos de Haenobarbo). Ni siquiera sabíamos que habíamos nacido religiosos.

¿Habrá de pasar el Opus Dei por un proceso de secularización? Al menos eso es lo que ocurre en los hechos con todos lo que se van: se secularizan.

¿Sin un pasado institucional honesto, cómo generar una esperanza a futuro? Pienso en lo último que escribió Gervasio, por ejemplo.

Los Legionarios lo están intentando. Habrá que ver en qué acaba aquello y esto.

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Respecto de lo que plantea Vega, creo que el vacío legal civil es el que le permite al Opus Dei salir siempre triunfador. El otro tema es que en muchos casos han pasado años y ya no se pueden iniciar juicios.

Pienso de todas maneras que hay algo de pasividad y de esperar primero a que la Iglesia “haga algo”. Veamos los casos de pederastia en Irlanda, por ejemplo. Al parecer, ha sido un error de las victimas acudir primero a la Iglesia. Tal vez lo más acertado o justo hubiera sido acudir al mismo tiempo, al Estado y a la Iglesia. Es muy triste ver cómo muchas víctimas han acudido a la Jerarquía de su país y han sido defraudadas.

Saludos,
E.B.E.