E.B.E, estoy absolutamente de acuerdo con todos los planteamientos que has expuesto en tus últimos escritos. Quizá muchos exmiembros tengan el sentimiento de fracaso ante la imposibilidad de seguir fingiendo esa grandísima farsa que es la 'vocación al opus dei', demasiado se encargó el fundador de la mentira, de lanzar maldiciones contra quien se atreviera a abandonar la locura a la que mal llamó OPUS DEI.

Creo que todos estamos muy conscientes de todo lo que vivimos dentro, y sobre todo de la manipulación despiadada a la que fuimos sometidos tanto en lo espiritual, afectivo, psicológico y moral. Creo que no hace mucho dije que para mí lo peor no fue salir, sino estar ahí dentro. La pesadilla, en mi caso, fue el convencimiento de que si salía, dejando dentro a personas a las que estimo,  podrían acabar con ellas (también siendo supernumeraria puedes llegar a tener lapsos de demencia temporal), tenía el firme convencimiento de que estando yo cerca de ellas, las podía proteger de algún modo para que no sufrieran...

También las supernumerarias sufren de depresiones, lo que pasa es que no se habla de esos casos porque por lo general es la familia (la de verdad) la que se hace cargo de todo. Es muy difícil llevar una doble vida, aún siendo supernumeraria. Yo misma, sufrí dos infartos de miocardio al poco tiempo de dejar el opus. "Demasiado estrés acumulado" fue el diagnósgtico de los cardiólogos -tenía 43 años-. Como verán, el opus casi me mata, porque puedo garantizar que ni mi familia, ni mi trabajo, me han provocado nunca el estrés que me ha ocasionado la secta esa.

Si alguna vez en mi vida, me he sentido una "looser" fue durante todos los años que pertenecí al club de san Chema. ¿Cómo no vas a sentirte una fracasada si nunca, hagas lo que hagas, te dicen que lo hiciste bien? NUNCA he escuchado que a nadie, sea quien sea, se le alabe alguna acción. Puedes dejar la vida en ello que parece como si además de hacer algo que es tu obligación lo hicieras mal. Para comenzar, el opus dei es la cosa más mal agradecida que hay. Es como una persona que, además de fea, es amargada e irascible y que encima de exigirte que le hagas favores, te los critique. Vaya, como dicen en mi pueblo "Limosnero y con garrote". ¿En qué institución de la Iglesia te critican o te desaprueban cualquier cosa que dones a favor de ella?. En el opus, todo les parece poco; si das 10, te dicen que deberías esforzate por dar 100. Si donas una casa, te dicen que además debes de donar el ajuar, los enseres menores y de paso la manutención. No sólo es el apostolado de no dar, sino el de pedir descaradamente sin prudencia y sin contemplaciones. Y te hacen sentir tan mal... y es donde viene la disyuntiva: ¿les compro a mis hijos carne para comer, o dono el nuevo mantel de altar para el oratorio?. Cualquiera en su sano juicio diría: dales carne a tus hijos y que los del opus se vayan a hacer gárgaras. El caso es que hagas lo quie hagas, te queda un sentimiento de que cometiste un crimen.

Cuando cada semana no falta la hermana cacatúa que te hace "con toda la caridad del mundo" una correción fraterna porque te pintaste los labios de rosa y no de rojo que se ve mejor. O la directora te dice que es increíble que lleves seis meses dando la misma cantidad de aportación, que ¡qué falta de generosidad!, y eso mientras ves que en tu casa sería lindo cambiar las cortinas porque ya parecen faldas de hawaiana; o que a tus chicos los pantalones largos ya casi casi les quedan de bermudas, y en un esfuerzo para ahorrar pasas tardes enteras conviertiéndolos en tales, mientras la señorita directora vive en una casa perfecta, con un guardarropa perfecto.

Yo me sentí una fracasada cada vez que veía a una numeraria tratar con frialdad, desprecio y rudeza a una auxiliar y no pude cruzarle la cara de dos bofetadas. Me sentí una fracasada cada vez que tuve que gastarme un dineral en una convivencia (a la que fui a la fuerza) en vez de gastarlo en mis hijos. Me sentí una fracasada cada vez que aún haciendo mi máximo esfuerzo, a eso que hice le encontraron un 'pero'. Hasta que llegó el día que los mandé a donde pertenecen: es decir, al diablo, y al poco tiempo comencé a ganar a manos llenas: tranquilidad, alegría de vivir, sentimiento de hacer lo correcto, amistades verdaderas, una increíble relación con Dios, y sobre todo recuperé el regalo más grande que Dios nos dió a los seres humanos: EL LIBRE ALBEDRÍO.

De todas las metáforas que he escuchado sobre el opus dei, la mejor es la tuya E.B.E., la de la ruleta. La ruleta y el opus son lo mismo, la secta es la banca y sus miembros los jugadores, algunas veces ganarán alguna ronda, pero al final siempre gana la banca, y mientras más le invierta el jugador, más pierde.

"CUANDO SALIMOS NO PERDIMOS NADA... AL CONTRARIO,GANAMOS NUESTRA VIDA".

Un beso cariñoso.

Salypimienta.