Todavía estoy esperando que cuentes, pero al parecer es muy reciente todavía... Uno pasa por etapas en esto de contar, lo necesita, pero a la vez hacerlo revive el trauma, así es que se pospone. Al salir uno quiere ¡vivir! Desintoxicarse de tonteras, tomar sol sin culpa, dejar pasar el rato caminando sin tener que rezar...

Cuando me amenazaron con el delantal blanco, la gordura y la tropa de chiquillos, no era de rolliza y de guapa, no. En el contexto en que fui "amenazada" con este poco auspicioso futuro, significaba que mis estudios no valían, que no lograría mantenerme, y que solo me quedaba desposarme, criar, engordar. Una no es nada sin la obra, se supone. No hay felicidad fuera. Pobrecitos nosotros todos J

Otro botón de muestra de lo que te dicen para abajarte, que ya lo han contado otros acá, como dice Kleinesal en el muro de los "veteranos de Vietnam", es aquello de: "En tu juicio, Dios te tendrá en cuenta los años que has dado en su obra". Sería una terneza, si no fuera por el desprecio que la frase lleva implícito de lo que tú hagas "después de".

En fin, que para los recién salidos, pues a ¡desahogarse! Se requiere mucha valentía para elegir la propia felicidad. Ahora a hacerse cariño y a cuidarse. Sin miedo. "Nadie te hará daño sin tu consentimiento".

Muchos saludos

Esperanza.