Bienvenido a Opuslibros
Inicio - Buscar - Envíos - Temas - Enlaces - Tu cuenta - Libros silenciados - Documentos Internos

     Opuslibros
¡Gracias a Dios, nos fuimos
Ir a la web 'clásica'

· FAQ
· Quienes somos
· La trampa de la vocación
· Contacta con nosotros si...
· Si quieres ayudar económicamente...
· Política de cookies

     Ayuda a Opuslibros

Si quieres colaborar económicamente para el mantenimiento de Opuslibros, puedes hacerlo

desde aquí


     Cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí

     Principal
· Home
· Archivo por fecha
· Buscar
· Enlaces Web
· Envíos (para publicar)
· Login/Logout
· Ver por Temas

     Login
Nickname

Password

Registrate aquí. De forma anónima puedes leerlo todo. Para enviar escritos o correos para publicar, debes registrarte con un apodo, con tus iniciales o con tu nombre.

     Webs amigas

Opus-Info

NOPUS DEI (USA)

ODAN (USA)

Blog de Ana Azanza

Blog de Maripaz

OpusLibre-Français

OpusFrei-Deutsch


 Tus escritos: Mi vida: Otra historia que tampoco valió la pena (V).- No_valio_la_pena

020. Irse de la Obra
no_valio_la_pena :

MI VIDA: OTRA HISTORIA QUE TAMPOCO VALIÓ LA PENA (V) 

Toda la serie completa
También en formato PDF
 

Antes de continuar mi relato, me gustaría aclarar un par de cosas.

La primera: yo he cometido y cometo errores, muchos, como todos. Lejos de mí cualquier afán de intentar mostrar que yo actúo bien y los demás (en este caso los directores de la obra o algunos de sus miembros) actúan mal. En la obra hay mucha, repito, mucha gente santa. Gente buenísima a la que admiro y admiraré siempre. Y precisamente eso es lo que más confunde. Darse cuenta de que en una misma realidad pueden convivir gente muy muy buena con otras personas que también lo son o al menos luchan por serlo, pero que en su afán por defender a toda costa la obra o lo que su fundador dijo, son capaces de cometer cualquier tipo de atropello, pensando que están haciendo lo que Dios les pide. Han sido formados para defender eso a cualquier precio y, por desgracia, lo hacen; y yo fui uno de los muchos que sufrieron sus consecuencias. Sé que no soy la primera víctima, pero ojalá que fuera la última...  



Lo segundo: precisamente porque yo me equivoco, es posible que cometa algunos errores a la hora de describir los hechos que narro. La verdad, siempre me han dicho que tengo muy buena memoria. Y hay cosas que se quedan grabadas en la memoria de por vida. Es normal, las cosas que más nos afectan son más difíciles de olvidar. De todos modos, si en algún momento confundo algún dato o fecha, estaré encantado de rectificar. Ahora bien, que quede claro que la esencia de los hechos y la mayoría de los detalles que recojo (me atrevo a decir que al menos el 90%) fueron como yo los cuento. Así que aprovecho para pedir perdón por adelantado si alguna fecha o dato no es exacto.

Dicho esto, sigo con mi historia.

La carta se envió y la respuesta se demoraba. A mí me sorprendía que no contestaran pronto porque mi carta era una carta dura (aunque escrita con buenas maneras, eso sí) por los temas que trataba y que viniendo de alguien que conocían bien en Roma, que nunca en su vida había alzado la voz, que ocupaba el cargo de defensor de la comisión regional, etc. sinceramente esperaba que dijeran algo en poco tiempo (yo sé que cuando quieren darse prisa para responder algo, se la dan... la de papeles en los que trabajé yo los fines de semana en villa tevere ;-).

Pero no fue así. Pasaron entre diez días y dos semanas (podría mirar las fechas exactas porque conservo esas cartas, pero no importa para nuestra historia) y como no llegaban noticias, pensé que tal vez no había sido suficientemente claro. Así que escribí de nuevo, porque yo necesitaba una respuesta. ¡Mi vida dependía de esto!

En esta segunda carta hablé muy muy clarito, detalladamente, con muchos más ejemplos. Dije, entre otras cosas, que mi conciencia no podía seguir cargando con el peso de firmar algunos papeles. En mi interior, yo veía que cualquier día Dios me podría pedir cuenta de lo que con mi firma yo estaba aprobando. Y pensé que lo mejor era, hasta que me aclarara, no ocupar ningún cargo de gobierno. Así que además de lo que decía, pedía explícitamente que me quitaran todos los cargos que tenía entonces. Me declaré formalmente en crisis, pero dispuesto a luchar para ver dónde estaba la voluntad de Dios para mí. A su vez, rezaba y rezaba para poder ver lo que Dios me estaba pidiendo.

Le volví a dar la carta al vicario regional y hablamos un buen rato. No me dijo gran cosa. Sólo comentó algo del tipo: "lo que no puedes decir es que no nos empeñamos por hacer las cosas lo mejor posible". Y seguramente tenía razón, pero no me parecía suficiente. Esperaba un: "tenemos que ser mejores". O un: "perdona si estamos haciendo algunas cosas mal". O un: "tal vez tienes razón en algunos puntos, vamos a hablar más a fondo de estos temas" (aquí no entro a comentar las cuestiones y ejemplos que yo puse cuando charlé con él, por respeto al silencio de oficio). En fin, que yo esperaba una respuesta o al menos interés por dialogar. Yo actuaba con rectitud de intención, queriendo ayudar y quizás ingenuamente pensé que podríamos hablar de cómo afrontar esas cuestiones, que para mí, eran muy muy importantes. Pero no, esos temas de fondo no se tocan.

Ese mismo día contestaron por fax desde Roma, diciendo que fuera a Roma en el primer vuelo que encontrara, "hoy o mañana". Me fui al día siguiente.

En realidad, más tarde me enteré (me lo dijo alguien por error -prefiero omitir su nombre/cargo-) de que de Roma habían dicho: "que venga y ya veremos si vuelve". Sí, como lo oís. "Ya veremos si vuelve". ¿Es éste el modo de proceder de una familia? ¿Es esto caridad? ¿Confianza en la gente? ¿Amor a la libertad?

Aunque ya adivinaba eso desde hacía mucho tiempo, este tipo de actuaciones sólo confirmaban lo que ya estaba intuyendo: ahí, las decisiones importantes sobre tu vida en muchas ocasiones se tomarán sin ti. No te preguntarán, te informarán. Y posiblemente, lo que sabrás, lo que conocerás, de lo que te informarán, será siempre una parte muy reducida de lo que hay. En fin, me callo, prefiero no seguir por aquí.

Al día siguiente hice mi maleta y me fui al aeropuerto. Continuará...

Ir al primer capítulo

<<AnteriorSiguiente>>




Publicado el Friday, 24 June 2011



 
     Enlaces Relacionados
· Más Acerca de 020. Irse de la Obra


Noticia más leída sobre 020. Irse de la Obra:
En homenaje a Antonio Petit.- Libero


     Opciones

 Versión imprimible  Versión imprimible

 Respuestas y referencias a este artículo






Web site powered by PHP-Nuke

All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest by me

Web site engine code is Copyright © 2003 by PHP-Nuke. All Rights Reserved. PHP-Nuke is Free Software released under the GNU/GPL license.
Página Generada en: 0.138 Segundos