Me pide Bilbo que recuerde y acredite lo de la sustitución de documentos que he contado en estas páginas Y lamento darle como respuesta el titulo de esta página.

Lo que cuento ocurrió en 1970/71. Hace 42 años mes más o menos. Y cuento lo que me acuerdo, o mejor, describo el sentimiento que aquello me produjo. Yo me fuí antes de que pasasen 12 meses de cuando esto ocurrió, y ni entonces ni ahora tengo mente recolectora, me fuí con lo puesto; hasta me quitaron mi fichero particular, mejor dicho, cuando volví a buscar mi ropa, eso era lo único que allí había.

Si, eran notas de espiritualidad especifica del Opus que se aggiornaba, supongo ahora, con los lios juridicos de por aquel entonces, pero las nuevas fichas presentaban el tema como si hubiese sido siempre parte del espiritu de la Cosa, por eso se mantenían fechas, que creo recordar eran, de los años 40. No me acuerdo de mucho más. Solo que lo hice y al hacerlo se rompió el cascarón.

Lo que siempre me ha llamado la atención, es que nadie mas haya hecho ninguna referencia a este asunto. Era  bastante corriente, hasta había instrucciones de cómo hacer el cambio y deshacerse de las fichas antiguas.  Estoy convencido que, visto el historial de algunos de los Ex que aquí escriben, algunos no solo lo hicieron, sino que lo encargaron a otros y esos mejor que yo, podrían atestiguar, con más peso, mi historia. Ya se ha dicho que Cronica se reescribe o se corta, como una cosa normal. Lo que yo cuento es el paso siguiente.

No es muy edificante y no nos hace quedar muy bien, pero la comida de coco, nos llevó  a una enajenación, que resultaría convincente en un buen guión.

Si admitíamos una vida "en medio del mundo" de risa, una "caridad" muy selectiva, una pobreza de oficinista y con excepciones, una "santa intransigencia" como algo normal en nuestra vida, un trato con los padres de lamprea hambrienta y seca, una falta de respeto a la intimidad de las personas, que ahora nos puede avergonzar. Qué importa que cambiasemos unos papelillos; eso era de "pillos" nada mas y que yo recuerde, la pillería era buena.

Con cariño

Cooper

Nota de Agustina.- Recuerdo testimonios de otras personas que fueron de la Obra y que también fueron testigos o autores, de la falsificación de los documentos internos y manipulación de datos. Puede leerlo en la segunda parte de un escrito de Compaq. Copio lo que dice María del Carmen Tapia en el capítuo VI (“Roma, la jaula de oro”) de su libro:

“Hubo cosas, que hoy día, con la distancia, recuerdo porque entonces ya me sorprendieron: una de ellas, cuando un día vino don Alvaro y nos dijo, por indicación del Padre, que había que variar algunas palabras y puntuaciones en una hoja del volumen de las Constituciones, aprobadas a perpetuidad por la Santa Sede e impresas en Grottaferratta. Tuvimos que buscar la misma clase de papel, color de tinta y volver a encuadernar el volumen idénticamente sin que se notase el cambio de hoja, ni de los cambios, por supuesto. Me preguntaba a mí misma entonces e interiormente: ¿sabrá la Santa Sede esto? Pero siempre pensaba que lo tendría que saber. Hoy día, a la distancia de los años, estoy convencida que la Santa Sede ignoraba totalmente este hecho de que las Constituciones aprobadas a perpetuidad, como santas e inviolables, sufrían cambios.”

También dice Gervasio –y Gervasio sabe muy bien de qué está hablando- en su escrito “Dirección espiritual y tareas de la Prelatura”:

“Me viene a la memoria la carta fundacional titulada Pastor Bonus —o quizá Bonus Pastor—, que trata del tema de la confesión con sacerdotes que no son de la Obra. No recuerdo la fecha de datación de esa carta; fecha por lo demás irrelevante, pues a las cartas fundacionales se les asignan dataciones arbitrarias. Por lo general, están escritas mucho más tarde de la fecha indicada”.