Soy catalanoparlante y, también por esto, agradezco el esfuerzo de Agustina por aceptar la entrevista a una emisora que utiliza esa lengua que dice no dominar.

A propósito no me queda claro cuando ella contesta que están publicados los documentos internos – con seguridad se refería a opuslibros – en asentimiento a Eduardo, cuando él estaba diciendo que ahora si que la Prelatura es transparente, porque todo está publicado – se refería a las webs oficiales.

Pregunto: ¿Las webs oficiales ofrecen ya TODA la documentación? Estatutos, catecismos, praxis, recomendaciones, normas, regulaes, instrucciones, experiencias, cuadernos, cartas, etc.

Celebro que, cuando Eduardo considera que debe comprarse una camisa, se la compre sin más...

Sí que han cambiado las cosas, sí.

Hasta hace pocos años discernir si necesitabas o no una camisa, no te correspondía a ti, sino al director, al que llevaba tu charla (¡Viva la independencia entre ambos fueros!). Si el dictamen era positivo, debías sacar el dinero exacto de caja (si no podías precisar sacabas “a justificar” y justificabas a la vuelta devolviendo el sobrante; eran unos talonarios más largos porque tenían resguardo, ¿recordáis?).

Y, desde luego, no la ibas a comprar solo, sino siempre acompañado por otro numerario o agregado. Así estaba establecido por escrito, desde luego.

Transcribo, con aceptable literalidad, una experiencia personal:

- Oye, Javier, que me querría comprar dos camisas

- ¿Y eso?

- Pues veras; que tengo una para cada día y un par de ellas ya me han quedado muy viejas y conviene reponerlas.

- ¿Como? ¿Te pones camisa limpia cada día? Yo no…

- Pues yo si, y desde que tengo uso de razón..

Mi acierto en ser contundente dio por terminada la consulta. Me quedaban pocas ganas de ir a comprar camisa alguna. Creo que al final fui (perdón, fuimos).

A cualquiera le parecerá irreal esta forma absurda de proceder. Y desde luego alejada de cualquier proceder normal de una persona adulta en el mundo.

Y si inquieres en la Prelatura te explicaran que en realidad cualquier acto de un numerario es libre – libérrimo – y que en uso de su libertad  puede, porque quiere, consultar y recibir consejo. Y que el consejo solo quiere, libremente, pedírselo precisamente a su director asignado. Qué cosas. Y que, una vez recibido, podrá hacer lo que más le convenga.

Seguramente omitirán precisar que cada semana al numerario le preguntan en el examen del círculo si “…he estado siempre dispuesto a aceptar rendidamente la solución opuesta a mi consejo…”. En cuestiones intimas o no, espirituales o materiales, grandes o nimias,…. sin restricción alguna.

Así que, porque es libre, jamás se le ocurrirá no preguntar o, una vez consultado, no hacer lo que le dicen, so amenaza de irse colocando en el inicio de la rampa de salida.

Y como todo ese artificio pertenece a la intimidad del numerario – intimidad solo de puertas afuera, faltaria más -, no tiene por qué explicarlo a nadie. Y se cuidará muy mucho.

Como Eduardo es muy libre – o así lo cree él sinceramente – de sujetarse a ese alambicado protocolo, por eso manifiesta que es libre de comprarse una camisa … y no considera necesario explicarnos todo ese proceso previo imprescindible que pertenece exclusivamente a su personal intimidad.

Eduardo, guapetón. Cuando la gente te pregunta si eres libre para comprarte una camisa te imagina descubriendo de pronto en un escaparate una camisa que te mola, ponderando su precio, entrando a probártela y comprándola si te convence. Y, de eso, tú nada de nada. Porque quieres, pero no puedes hacerlo. Así que deja las restricciones mentales y explícalo todo de manera que se te entienda.

En uso de tu libertad prueba a decirle a tu director que te vas a comprar ya una camisa y que no piensas consultarlo, a ver que te dice. Y nos lo cuentas, ¿Vale? Pero no quieras enredarnos, por favor.

Personalmente libres en la Prelatura no sois ni para ir al peluquero, y así os luce el pelo.

Y lo peor de todo es que sentís el ansia natural – y universal - de libertad individual siempre como una amenaza a la vocación. 

Celebraría que las cosas hubieran cambiado en la Prelatura; porque esto si que amenaza seriamente su futuro.

Demócrito