Quisiera realizar algunos comentarios a determinadas afirmaciones lanzadas por el numerario Eduardo Martínez Abascal en su intervenciónen el programa sobre el Opus Dei en Catalunya Ràdio en el que también participó Agustina.

Para empezar, en términos generales, no me pareció ni correcto ni educado por parte del presentador ni del numerario que se dirigieran reiteradamente a Agustina en catalán cuando ella había manifestado no practicar ni conocer esa lengua en profundidad. Me pregunto si hubieran actuado igual si en lugar de una madrileña hubiera participado una inglesa o una alemana.

Entrando ya en la intervención de Abascal, desde el primer minuto pretendió desviar el debate hacia los supernumerarios, como si la labor principal de la Obra fuera con ellos. Él sabe perfectamente que los esfuerzos proselitistas de la institución están centrados en la captación de numerarios y agregados.

“Al Opus Dei se puede entrar y salir cuando se quiera”. Afirmación falaz por inexacta. Abascal obvia todo el amplio catálogo de condenas que dejó por escrito el propio Fundador contra el que abandona: el rejalgar, el otro Judas y el no dar ni cinco céntimos por el alma del disidente, entre otras lindezas. ¿O ya no están vigentes?

“Si tengo que comprar una camisa, la compro sin pedir permiso”. Pues serás tú, amigo, porque todos los gastos se consultan. Esta afirmación de Abascal se complementa con otra, todavía más desternillante, que lanza minutos más tarde: “Para la jubilación cada uno espabila (…) y, si quieren, se pueden hacer un Plan de Jubilación personal porque no se fían de lo pasará en el futuro”. Me imagino a una numerara auxiliar o a un simple numerario de a pie diciendo al director: “oye, Pepe, que como no me fío de lo que pasará en el futuro voy a invertir en un plan de jubilación”. Y Pepe, el director, le contesta: “Vale. Espera que voy contigo a hacerme otro para mí”. Sencillamente marciano.

“No es lo mismo el Opus Dei de 2011 que el de 1975 o 1985” Efectivamente. Lo que no dices es que si se ha avanzado en materia de cotizaciones a la seguridad social –que personalmente dudo que alcance a todos los miembros- ha sido por la presión insoportable de ex miembros que han litigado en los tribunales y de páginas como Opuslibros que han sacado a la luz pública todas las irregularidades e ilegalidades que se han venido cometiendo. Por cierto, no me vale que por todo argumento se diga que “se ha cambiado” en los últimos años  cuando durante décadas han venido teniendo a personas en la más absoluta desprotección. Al menos, digo yo, Abascal podía haber entonado un mea culpa a título personal por todos esos años que reconoce ímplicitamente que no se cumplieron con las obligaciones laborales y fiscales. Con el rollito de "hemos cambiado" dan por amortizado el terrible daño que se ha inflingido a muchas personas que, o bien se fueron con una mano delante y otra detrás, o bien no se atrevieron a salir por la indigencia material en la que se iban a ver metidas.

Lo mismo cabe decir del ya famoso “permiso de los padres” que los numerarios menores de edad deben obtener ahora para pitar. Eso es recientísimo y si ahora se hace ha sido también porque ex miembros y webs como ésta han denunciado la captación secreta de menores de edad, dejando a la Obra en evidencia y obligando a intervenir a la propia Iglesia que ha propinado una colleja al Prelado y ha puesto las cosas en su sitio, al menos en este asunto.

Mi duda, que no lo es tanto, es qué hubiera pasado con las cotizaciones y el permiso de los padres si no hubiera habido un clamor tan grande.

Por ultimo, no puedo dejar de subrayar la perplejidad que me produce oír de un numerario con muchos años de vuelo como Abascal la frase de que “cuando uno no es feliz en una institución o incluso en un matrimonio, lo deja y se ha acabado”. Coño, sí que han evolucionado estos chicos que ya no defienden ni la indisolubilidad del sacramento matrimonial.

Saludos,

Jiménez