Queridos amigos, debiera haber respondido inmediatamente al comentario que puso Agustina a mi último escrito pero me encuentro en el Paraíso. Por aquí hay poco enchufe y yo aún no consigo comunicarme telepáticamente.

Me molesta que Agustina pueda sentir por un momento que nos está pidiendo limosna al solicitarnos una colaboración económica para mantener la web y  como también dice que creamos que opuslibros es un ente abstracto. Por eso me apetece recordar un poco de estos años pasados a pesar de mi mala memoria, gracias a la bendita opus, a la que le debo tanto!!!...

Creo sinceramente que es de sentido común y de pura justicia el reclamar un pago por un trabajo realizado. No puede ser algo que humille. Es cierto que esto ella no lo considera un trabajo en el sentido de un puro medio de vida. Más bien podemos ser para ella amigos, hermanos… no sé pero creo que nos ha tratado como si fuéramos más que familia. Más de una vez le he oído decir que para ella esta tarea  es obligación de conciencia, algo que no puede dejar porque sí. Nos ha demostrado con creces su dedicación absoluta en cariño, en tiempo, en sacrificio, en dinero también, porque yo sé y espero que no me borre nada de este escrito que ha pagado de su sueldo y con sus pagas extraordinarias viajes de numerari@s y exnumeri@s, comidas, médicos, psicólogos, miles de fotocopias, ordenadores, escáneres, servidores carísimos…

Recuerdo cuando tuvimos el primer encuentro  de la web en Madrid, en abril de 2004. Acudimos como 13 personas: Hormiguita, Galileo con su mujer, Gutenberg, Alfredo, Maque, Jose Antonio, Brisas, Gata4, Curiosa, Javier, Carmen, T., una numeraria que aun sigue dentro de la institución, y con quien tuve la fortuna de compartir habitación de hotel y nos reímos mucho, y yo. Fue entrañable. Era la primera vez que nos veríamos las caras. Todos estábamos nerviosos, con miedos y dudas acerca de los demás, de posibles topos… Agustina nos hizo caer en la cuenta de que no existía ningún equipo de “orejas”, todos los orejas se llamaban Agustina. Entonces hacíamos gracias con las distintas personas que actualizaban cada día de la semana la web y hablábamos del gruñón, el bonachón, el simpático… según el tono de las respuestas a los escritos.

Ella sola actualizaba la página todos los días de la semana y todos los meses del año. Se pasó por lo menos dos años sin vacaciones, sin ver a sus amigos, sin ir al cine. El primer libro que colgó en la web lo escribió al teclado del ordenador página a página, y no sé si no hubo alguno más. Sólo ella sabe las horas que ha dedicado y dedica a escuchar a numerari@s que van a su casa a pedir consuelo, consejo, ayuda…

Me imagino que querrá correrme a gorrazos por contar estas cosas pero me gusta recordar los hechos que a mí me impresionaron y le agradezco infinitamente porque me demuestran su talla humana y su gran cariño por cualquiera que haya pasado por la experiencia traumática del Opus Dei y se acerque a desahogar su alma o pedir ayuda.

Por entonces  o poco después tuvo que lidiar con la denuncia de la prelatura por el nombre con el que empezó la web: “opusdeilibros.com” y consiguió que no se cerrara la web. Ella no pensó en crear lo que hoy es opuslibros,  y creo que ha sido la primera sorprendida en verlo crecer de forma tan vertiginosa. Al principio el servidor no debió suponer gran cantidad de dinero, pero al crecer tan rápido, sin saber y sin prever nada creo que llegó a pagar  una cantidad grande de dinero, hasta que empezó a recibir apoyo y asesoramiento técnico de otros ex.

Yo no he estado estos años al lado físicamente de Agustina, ni leo la web desde diciembre del 2002, sino un año después. Así que habrá quien sepa contar más cosas de su dedicación en estos casi 9 años, ya que la web nació en día de la beatificación del fundador el 6 de octubre de 2002. ¡Qué ironías tiene la vida! Propongo que lo nombremos patrón especial nuestro  J.

Pretendo con estas líneas dar alguna idea de lo que ha sido el trabajo de Agustina estos años pasados, ya que se ha ido uniendo muchísima gente recientemente que no sabe nada de esto y puede pensar que todo ha ido rodado, que no ha supuesto tanto esfuerzo… y quizá por eso somos tan reacios a colaborar o tan despreocupados o tan desconfiados, no sé. Me sobrecoge pensar que seamos tan fríos y nos cueste tanto conseguir el presupuesto de la web, cuando no hubiera sido nada extraordinario conseguir esa cantidad en tan sólo tres meses. Si cayéramos en la cuenta de los logros conseguidos en estos años, del bien para tantas personas individuales dentro y fuera de la prelatura, del bien para la Iglesia y la propia prelatura lloraríamos de emoción  el resto de nuestros días, porque  opuslibros  yo sí que creo que es “de Dios” y se lo he dicho unas cuantas veces entre risas a Agustina,  ya que tengo la certeza de que ella no quiso ser fundadora de nada.  J

Muchísimas gracias Agustina, ¡no te vamos a dejar sola!

Carmen Charo