Después de mucho tiempo sin entrar en la página, me he encontrado con los diversos comentarios surgidos sobre la situación actual de los directores, a partir del escrito de RobertLeeJones: "¿Quién quiere ser director?".

La verdad es que coincido plenamente con Aquilina en cuanto a la valoración que hace sobre el carácter especialísimo de las últimas intervenciones de miembros del Opus Dei. Sí que parece que algo podría estar cambiando, aunque no sea lo que muchos esperaban, ni tampoco de la forma que se esperaba, aunque sea forzado por las circunstancias. Pero creo sinceramente que las cuatro intervenciones que señala Aquilina sí deben ser ponderadas, sobre todo si pudieran estar en línea con otros pequeños cambios que cada uno en nuestro entorno (al menos a mí me ocurre) pudiésemos notar... .

No estoy de acuerdo con no_valio_la_pena cuando interpreta la intervención de RobertLeeJones, y otras posteriores, como intentos de justificar los problemas del Opus Dei mediante la culpabilización de los actuales directores.

Creo que lo que se dice es otra cosa. Los directores actuales no necesariamente son peores que los antiguos, sino que su posición (hacia arriba y hacia abajo) es más débil, más insegura, más contestada, más exigente y menos valorada. Si eso es así, lo que está ocurriendo es que la permanente confrontación de la teoría con la realidad, al cabo de tantos años, está minando las antiguas seguridades. Lo que antes se consideraba cimientos, ahora no sirve.

A mí, la situación de esos directores me recuerda un poco a la que viven algunos padres frente a la educación de sus hijos. Muchos se encuentran perplejos, casi paralizados, porque intentan educar a sus hijos “como sus padres los educaron a ellos”, y de esas alforjas de su propia educación intentan, rígidamente, sacar solamente antiguas recetas y aplicar antiguos remedios a situaciones nuevas. Sin embargo, el hombre docto, sabio, como dice Jesús en el evangelio, es como el padre de familia que va sacando del arca lo antiguo y lo nuevo. Igual que los padres tenemos que educar desde el amor a las nuevas personas que son hoy nuestros hijos (y no volver a educar a la misma persona que éramos nosotros en el tiempo en que fuimos niños), los directores tendrían que mandar, desde el amor, sobre las nuevas personas que viven en una sociedad concreta y sacando del arca no sólo lo antiguo, sino también “lo nuevo”.

Pero ¿qué hay de nuevo en el Opus Dei? A nivel de criterios oficiales, supongo que nada. Y ese es el problema. Todo es inviolable y pertenece al núcleo fundacional. Y puede obligar en la práctica a repetir cantinelas antiguas, remotas recetas que hoy ya no sólo no son eficaces, sino que son cuestionadas incluso por las propias personas que deben aplicarlas.

Por ejemplo: cuando el Opus Dei se define a sí mismo como “una familia” está diciendo, en realidad, que pretende ser una familia a la imagen de lo que el fundador entendía que debía ser una familia. Y la familia, si alguna característica tiene, es que se adapta por sí misma a las circunstancias. Una familia española que vive en 2011 no vive, no actúa, no posee, no trabaja, no convive, no educa como una familia española que vivía en 1930. Pero el Opus Dei pretende ser “una familia” viviendo como el fundador consideraba que debía vivir una familia de 1930. Y además, a veces, pretende incluso enseñar a las verdaderas familias a vivir así.

El encorsetamiento de la Obra, quizás, lo empiezan a notar desde dentro más personas que antes. Y quizás el crecimiento de la proporción de supernumerarios entre los miembros, también esté contribuyendo a aumentar esa sensación de encorsetamiento.

Personalmente, sí detecto mayor flexibilidad en las personas del Opus Dei que trato. Aunque quizá esa misma flexibilidad, al poner en cuestión antiguos criterios, pueda provocar debilidad e inseguridad a la hora de aplicar criterios y normas, ya que no está el fundador para reinterpretar sus propias recetas y parece que nadie se atreve tampoco a hacerlo.

¿Cómo se resolverá la situación? ¿Reforzando desde arriba la vigencia de los criterios antiguos aun a riesgo de que no se apliquen? ¿Imponiendo? ¿Flexibilizando? ¿Modificando? ¿Estallando? …

Esperemos que todo sea para bien

Melqui