Dudas, tu situación es la que hemos vivido todos los que algún día nos desligamos del Opus Dei, con distintos matices y circunstancias.

Desde que la Santa Sede dio el año pasado un toque de atención muy fuerte a la Prelatura sobre el modo delictivo en que practicaban y abusaban de la dirección espiritual, las cosas contigo serán (deberían ser) de otra manera, pues nadie de tu delegación podrá meterse en tu intimidad ni aconsejarte si tú no se lo pides expresamente.

Si en el Opus Dei viven lo que el Papa le ordenó al prelado (que lo dudo), quizás te dejen tranquilo.

Puede que no sea así, y entonces los directores te someterán a fuertes presiones para que sigas en la Obra. Recuerda que les interesa tu "perseverancia" a toda costa, antes que tu felicidad, y que procurarán suplantar tu conciencia diciéndote que seas dócil y te dejes ayudar "porque ahora estás ciego y ofuscado". Personas que no saben siquiera tu segundo apellido, ni cuantos hermanos tienes, ni cómo eres realmente, tratarán de hablar contigo. Al Opus Dei le interesan los números. Los directores de las delegaciones tienen que dar cuenta a sus superiores de las comisiones de muchas cosas en forma de números. Miden la eficacia en forma de números. De esto tú tendrás abundante experiencia por las veces que habrás despachado con tu director y te ha preguntado cuántas conversaciones apostólicas has tenido una semana con tus amigos, o a cuántos has invitado a las historias apostólicas. Que se vaya una persona de la Obra es un fracaso para los directores, pero no por la persona, que les interesa bien poco, sino por el número. En la burocracia prelaticia ocurre como en las compañías de teléfonos cuando alguien llama para darse de baja, o como en los bancos cuando quieres cancelar una cuenta corriente, que intentan retenerte a toda costa ofreciéndote "el oro y el moro". Al empleado de la compañía telefónica o del banco tú le importas un bledo, lo que les importa realmente es tener que explicar una baja.

Por lo que dices, pareces tener una conciencia suficientemente formada como para tomar decisiones libres por tu cuenta y riesgo. A lo mejor te ayuda pedir consejo a algún buen sacerdote diocesano (hay muchísimos) que no sea de la Obra o algún religioso bueno (también hay muchísimos) que te asesore. Habla también con confianza con tus padres y hermanos. Pero tendrás que ser tú, con lo que dicte tu conciencia quien decida qué camino seguir en la vida.

La táctica de los directores es siempre la misma (yo lo fui durante muchos años, probablemente desde antes de que tú nacieras y la practiqué en no pocas ocasiones):

Acosarte con conversaciones interminables para hacerte creer que naciste para ser del Opus Dei. Intentarán convencerte de que "perseverancia" en la Obra es sinónimo de felicidad, y no perseverancia significará el fracaso de toda tu vida. Según como sean los que mandan en tu delegación y en tu centro, a lo mejor se vuelcan contigo en planes y proposiciones humanamente atractivas para que veas "la cara bonita" de vuestra "madre guapa" la Obra.

Podrías evitar el acoso y la manipulación a la que te someterán si les dices claramente que tú decides con quien quieres hablar de tu intimidad y con quién no. Será una prueba de fuego para la institución y comprobarás en tus propias carnes si viven o no viven lo que se las ordenado desde Roma.

Serás tú, a solas con Dios y tu conciencia, quién ha de elegir. No tengas miedo a equivocarte. Muchos nos equivocamos (o nos equivocaron) entrando en el Opus y acertamos saliendo a tiempo.

Saludos,

OBiedo