Algo me ha sacudido al comprobar tu estilo resolutivo y eficaz que te ha llevado a encargar el funeral por el queridísimo Antonio Petit. Mucho dice de ti.

Con tu buen hacer has provocado un encuentro importante.

Allí estaré, y allí espero nos reunamos para rezar juntos  en un acto que estará muy por encima de nuestros desacuerdos, rifi-rafes y desencuentros en los que con frecuencia nos vemos enzarzados…

Entre otras muchas cosas, me gusta de esta página que al final algo muy fuerte nos une.

Recuerdo que un romántico Kaiser me conmovió hace un tiempo:

Muchas veces he pensado que si esta página web tuviera una sede, un domicilio social, un lugar físico de referencia, se parecería bastante a uno de esos edificios con un pequeño jardín a la entrada, como, por ejemplo, el de la sede del actual Museo Sorolla de Madrid, que fuera la vivienda del pintor, un remanso de paz en medio de la jungla de asfalto, donde nos recibiera una fuente de la que manara un chorrillo de agua fresca y clara componiendo una melodía sin sobresaltos, sólo amenazador en lo incesante.

Es curioso como, el hecho de tener un mismo pasado nos une con una gran fuerza. Aquí aparecemos y desaparecemos, lloramos y reímos, nos consolamos y nos peleamos... pero como en cualquier familia, al final, estamos.

Y por supuesto, también calandria tiene aquí su hogar. Ella y demás calandrios nos necesitan. Como nos necesitan los numerarios que a escondidas entran desde el ordenador del centro procurando no dejar rastro… y el espía de la AOP que acude de incógnito a la presentación del libro de Ramón Rosal, y las residentes de un colegio mayor que descubren sus informes… como os necesito yo, que dejé en la institución el 60% de mi vida.

En esta casa con jardín, todos tienen su hogar. Allí nos vemos el sábado,

Fueraborda.