Llamar “chismorreo crítico” a los testimonios de otras personas que escriben en Opuslibros, me parece un insulto y una injusticia, Daniel_M. Que los temas jurídicos sean tu especialidad no quiere decir que a los demás nos tienen que apasionar porque, aun siendo importantes, también lo son todos los demás.

            Al opusdei le quita el sueño muchas cosas, no sólo lo de la Agencia de Protección de Datos. Le quita el sueño que, gracias a los testimonios de muchos que aquí escriben, se haga pública la llamada de atención del Vaticano al actual prelado sobre la manipulación de las conciencias en la mal llamada dirección espiritual de la obra. Le quita el sueño que las supernumerarias se vean reflejadas en las vivencias de otras que fueron supernumerarias. Le quita el sueño que los numerarios y agregados sepan que sus depresiones son producto del estilo antinatural de vida que llevan dentro. Le quita el sueño que las administradoras estén reclamando su derecho a tener un contrato y sean dadas de alta en la Seguridad Social. Le quita el sueño que todos esos defectos que se ven en bastantes directores y directoras, se demuestre que es producto de la deformación institucional y no “modos de ser” personales. Les quita el sueño que los supernumerarios no quieran que sus hijos piten de numerarios… Y así podríamos hacer una lista enorme de tantos temas que han salido en esta web gracias a las aportaciones de tantos y variados testimonios, porque cuando se ponen las cartas sobre la mesa y los miembros de la obra saben la verdad de lo que sucede ahí dentro –verdad que ya intuían–­, el opusdei se autodestruye a sí mismo quedándose, como se está quedando, vacío. Menos mal que dice el prelado, para animar, que la labor va muy bien ¡en Costa de Marfil!

            Que nadie se quede sin escribir pensando que su experiencia no es importante o no la valora quienes las leemos. Todo lo contrario. Incluido el tema de la Agencia de Protección de Datos aunque para algunos este tema pudiera calificarse, que no lo califica, de “chismorreo jurídico”.

Un abrazo,

Agustina L. de los Mozos