El Opus Dei es la primera institución de la Iglesia Católica que tiene el cinismo de defender en sus documentos secretos una realidad y justamente la contraria.

Me parece clarificador el artículo de Levantisco (21/01/2011). ¿Cómo se justifica que asuntos de tanta trascendencia como la incorporación de una persona a la Obra se regule en un documento secreto (que contiene “el porqué de tu vida” y sus miembros han de aprenderlo de memoria) de una forma:

“el vínculo de naturaleza contractual que se adquiere mediante una mutua y formal declaración de carácter contractual” (Catecismo del Opus Dei de 1983, nn. 210-212)

y pocos años más tarde, en otra edición del mismo documento secreto, se reniegue y se diga lo contrario de lo que antes se afirmaba con tanta solemnidad:

“acto voluntario de tipo contractual sin vínculo de naturaleza contractual” (Catecismo del Opus Dei de 2003 y 2010, nn. 10 y 11)?

¿No es esto un insulto para las inteligencias de los que repiten como loros esos números del Catecismo de la Obra en los cursos anuales y convivencias?

Más mentiras. ¿Cómo es posible que esos documentos secretos (Experiencias de práctica pastoral y Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas) expliquen que es el Opus Dei quien imparte la dirección espiritual de las personas, y que ahora se diga todo lo contrario: que no, que no es el Opus Dei quien “institucionalmente” lleva la dirección espiritual de sus miembros, sino que son personas concretas con nombres y apellidos?

Pero es que el Prelado y quienes dirigen el Opus Dei ¿no se dan cuenta de que están jugando con conciencias, con inteligencias, con vidas, con personas?

Así las cosas no extraña que la “aristocracia de la inteligencia” y todos los que tienen un mínimo de lucidez, ante tanto desconcierto y sin saber a qué atenerse, se estén marchando en masa.

Un artículo aparte merece la redefinición a la que están sometiendo la figura del “director” y su “potestad de gobierno” para justificar las prácticas abusivas de la dirección espiritual violando el secreto de oficio.

Malos vientos corren para una institución que, sectaria o no, vive en tan profundos desconciertos y vaivenes internos. Ante semejantes contradicciones, a lo mejor las incomprensiones del Opus Dei tienen su origen en que ni ellos se entienden a sí mismos.

Isidro Martinez