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 Tus escritos: En defensa del libro de Ramón Rosal.- Josef Knecht

010. Testimonios
Josef_Knecht :

Me ha parecido excesivamente negativa e injusta la recensión que Herzegovino publicó el 14.01.2011 sobre el libro de Ramón Rosal Cortés, titulado Naufragio y rescate de un proyecto vital (ed. Milenio, Lleida 2010).

 

1. No es correcto desacreditar el relato de Ramón acusándolo de subjetivo. ¿Qué tiene de malo dar a conocer, en un trabajo autobiográfico, las motivaciones subjetivas y las actitudes justificativas de las decisiones que uno toma en su vida? Justamente es eso lo que se espera de un libro de esas características. Hay que distinguir, por una parte, entre el género literario de la autobiografía o memorias con toda su carga personal (y, por tanto, subjetiva y justificativa) y, por otra parte, el tratado teológico-filosófico o la investigación histórico-sociológica, más impersonales...



A esto se añade que Ramón Rosal domina con alto nivel profesional el funcionamiento psicológico de la personalidad humana, y que este aspecto se plasme de modo magistral en su relato no sólo no aminora, sino que eleva la calidad de la autobiografía. En este orden de ideas, el análisis del trastorno de personalidad del fundador del Opus, Josemaría Escrivá (1902-1975), se explica por el mismo motivo, a saber, por el dominio que Ramón posee sobre las cuestiones psicológicas. Desde mi punto de vista, la descripción de la patología de Escrivá es una de las aportaciones más notables del libro.

 

Herzegovino niega que Ramón Rosal explique objetivamente lo que es el Opus Dei. No es correcta esta afirmación tan tajante. Para comprender la compleja realidad de esa institución, es necesario remontarse a la raíz del problema, y tal raíz no es otra que la compleja y patológica psicología del fundador, tema éste al que Ramón arroja luces muy clarificadoras, como acabo de resaltar.

 

2. La recensión roza el ridículo cuando descalifica de “desquite” la amistad de Ramón con Ana Gimeno Bayón. ¿Pretende el autor de la recensión que un ex-miembro del Opus Dei continúe comportándose, después de su desvinculación, de acuerdo a los mismos parámetros vitales que antes? “Desquitarse” de los errores abusivos de la vida interna del Opus expresa higiene mental y buena salud espiritual. Todos los ex-miembros del Opus Dei por mí conocidos se han desquitado, gracias a Dios, de ese lastre. Y así es como se debe obrar: lo exigen la salud mental y la correcta espiritualidad en el proceso de recomposición del proyecto vital.

 

3. Especialmente injusto es el tono despectivo con el que se critica el ejercicio del sacerdocio de Ramón Rosal a partir de que se desvinculara del Opus Dei. El libro de Ramón resalta el sincero afán con que él ha impulsado en los últimos años de su vida el diálogo entre creyentes y agnósticos; este modo de llevar a cabo la labor evangelizadora responde a un auténtico corazón sacerdotal, que Herzegovino no ha sabido captar. Que Ramón no haya ejercido de párroco no desdice de su sacerdocio, pues los apostolados de la Iglesia y las vocaciones personales de laicos y clérigos no se dejan encasillar en un molde uniformador. El fundador del Opus describía de vez en cuando el apostolado cristiano como un “mar sin orillas”, aunque, cuando llegaba la hora de la verdad y no la de la retórica institucional, el apostolado ejercido en el Opus se reducía, en realidad, a un agobiante proselitismo encorsetador, es decir, todo lo contrario a un “mar sin orillas”; esta es una de las muchas contradicciones de la vida interna de esa institución, de las que los ex-miembros nos hemos liberado –y desquitado– tras nuestra desvinculación.

 

Tampoco es justo recriminar a Ramón su pertenencia a una familia adinerada. Herzegovino da a entender que normalmente los curas numerarios, después de desvincularse del Opus Dei, trabajan como párrocos diocesanos porque, siendo pobres, no pueden dedicarse a otras actividades; en cambio, Ramón Rosal, apoyándose en el patrimonio familiar, no tuvo necesidad de ejercer como párroco y así pudo fundar su Instituto de Psicología Humanista. Ante este planteamiento de Herzegovino, un tanto tendencioso y algo malicioso, pregunto de nuevo: ¿qué tiene esto de malo?, ¿acaso Ramón no presta en su Instituto un servicio social equiparable al que se despliega en una parroquia?, ¿es que un hombre rico está incapacitado para ayudar solidariamente al prójimo?, ¿es que sólo se puede ejercer un servicio desde una posición mediocre?, ¿es que ministerio sacerdotal y uniformidad rutinaria son conceptos sinónimos? Ramón Rosal, que, por cierto, celebra misa diariamente en una parroquia barcelonesa, ha dado ejemplo de cómo un hombre bien situado económicamente puede servir a los demás a fondo, humanizándolos o cristianizándolos a tenor de las circunstancias personales de cada uno, a la vez que desarrolla una creatividad, nada mediocre ni proselitista, generadora de muy buenos frutos.

 

4. Por último, quisiera comentar un pequeño error de apreciación por parte de Herzegovino. No ha sido Raimon Panikkar (1918-2010) el teólogo más influyente en Ramón Rosal, sino el pensador francés Claude Tresmontant (1925-1997), el cual acostumbraba a llamar Yeshúa a Jesús; a esta conclusión he llegado a partir de lo que he leído de Ramón. Por cierto, también yo opino que sería más sencillo emplear el nombre de Jesús, pues, como más arriba he indicado, no es lo mismo un libro autobiográfico que un tratado de exégesis bíblica, en el que el empleo de Yeshúa no se prestaría a discusión.

 

***

Lamento de veras que Herzegovino esté encorsetado en unos planteamientos tan convencionales, que le impiden ver y, por consiguiente, admirar tanto las aportaciones del libro como la encantadora personalidad, cristiana y sacerdotal, de Ramón Rosal Cortés.

 

Josef Knecht




Publicado el Wednesday, 19 January 2011



 
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