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 Correos: Recuerdos de hace muchos años (8).- Pimpinela escarlata

010. Testimonios
pimpinela_escarlata :

 Las numerarias excepcionales y las  excepciones de otras

 

 

Desde mis comienzos en la obra, y sobre todo a raíz de haber terminado el centro de estudios, me fui dando cuenta, de que había numerarias excepcionales. Estas eran muy pocas, llevaban mucho tiempo dentro, mayores, con una edad sobre los 60-70 años, sacrificadas al máximo, siempre sonrientes, alegres, pendientes de todas y cada una y que parecía que estaban en un segundo plano. No eran del consejo local, casi no tenían encargo apostólico, sólo estaban, pero su estar era estupendo, llenaban la banalidad del centro...



No hablaban de ellas mismas, no se quejaban de su estado de salud, no llamaban la atención interrumpiendo las tertulias,  ni estaban todo el día detrás de la directora, para que les hiciera caso. Eran como estupendas madres. Daban ejemplo. Las mirabas y te acercaban a Dios, pensabas, son santas; a veces recibiendo su confidencia, te dabas cuenta de cuanto te enseñaban. Cuando terminaba esta confidencia, me iba al oratorio, con un nudo en la garganta y emocionada, dando gracias por haberlas escuchado y aconsejado. Me sentía pequeña, pequeñísima, ante su vida interior, su amor a Dios y al prójimo. Pero por desgracia, eran tan pocas, me sobran dedos de una mano… Ya no viven, pues han pasado muchísimos años, pero las tengo dentro de mi corazón. Supongo que existirán ahora casos parecidos.

 

Luego estaban las excepciones, aquellas numerarias  prepotentes, con cara de asco todo el día, autoritarias, poco caritativas, por los ojos les salía la soberbia a raudales.  Siempre llamando la atención, tratando de imponerse a las demás, y si por desgracia estaban en un consejo local, era para echarse a temblar, siempre humillando, amenazando.

 

También en este apartado de excepciones, estaban las sibilinas, las que llevan doble vida, con su profesión siempre a cuestas, se sentían importantísimas, como divas, dando criterio aunque no se les preguntara nada, estaban por encima del consejo local, de la delegación, de la asesoría. Eran las famosas, un buen ramillete, con sus coches, sus caprichos, sus salidas de cualquier actividad, sus viajes, sus excepciones. Todavía quedan unas cuantas, siguen dentro, pues viven muy bien, son sepulcros blanqueados, presumiendo constantemente de sus éxitos profesionales, de su influencia en apostolados diversos, sus ropas especiales, sus contactos etc.. Cada vez son menos, algunas ya no viven, otras  son ancianas, pero no te acercaban a Dios, sus confidencias eran insustanciales, cumplimiento de normas y poco más, tipo telegrama, pero tenían ingresos más de la media, y se les consentía todo, incluso personas de la asesoría y delegación, las adoraban, es decir perdían el trasero por ellas y lo siguen perdiendo, son los falsos ídolos.

 

Esto quiere decir, que dentro de la obra, en el mundo femenino (me imagino que pasa igual en el masculino): “tanto tienes, tanto vales”.

 

Acepción de personas, favoritas, etc, siempre ha habido y habrá. Pero qué pocas santas, sólo las mencionadas al comienzo del escrito.

 

Si estas especiales, ganaran poco dinero, o tuvieran pocas influencias, no estarían ya en la obra, dado que nadie les haría caso. Han fomentado su soberbia y ya es muy difícil, que se bajen al mundo normal. ¡Qué sorpresa se llevarán en la otra vida!. Estas no escribirán en nuestra web, puede que alguna la lean y me imagino sus caras y sus comentarios, dando doctrina, y tachándonos de desastres, pero no ven su imagen en el espejo, donde se ve su doble o triple vida, ven la paja ajena y no ven la viga propia. Son vomitivas.

 

Hasta pronto

 

Pimpinela escarlata

 

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Publicado el Monday, 10 January 2011



 
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