¡Glup! y Snif

Nicanor, 5 de noviembre de 2010

Pues no sé qué decir a todos los que responden a Chano y me señalan, sobre todo a Javier. Las "gracias" quedan cortas y es que tienen toda la razón del mundo y aclaro para Leles6 que es totalmente humano el preguntarnos "¿Qué me pasó?" Por lo menos yo me lo cuestiono, sin fumar un cigarrillo, el qué me sucedió durante poco más de dos décadas de mi vida, ¿Por qué lo hice?, ¿Qué viví?, ¿Puedo llegar a una respuesta?...

Si lo comparamos con un matrimonio que se disuelve a bofetadas tras varios aniversarios, ten casi por seguro que esas personas, al cabo del tiempo, se hacen la misma pregunta, "¿Qué pasó con lo nuestro?" o con aquello si es que han emprendido nuevas nupcias. Es tan lógico como toparte por la calle con aquel chico que te molestaba durante la etapa escolar. Hay una mezcla de sorpresa, sensaciones y un no saber qué hacer. Usualmente es el otro quien te saluda y estrechas manos y recuerdas que todo aquello fue una bobada de chicos. Pero en el caso del Opus, las pesadillas tras abandonar la institución ya han pasado. Aquello de soñar todos los santos días que sigues dentro de una casa del Opus y quieres salir y no puedes, ese "trauma" ya ha pasado. Es mi etapa de la sorpresa, como tantas y tantos que descubren que no han sido los únicos, que la experiencia es similar en todo el orbe, que casi todos los de tu promoción dentro del Opus se han retirado y tú no estabas ni enterado y nuevamente la pregunta "¿Qué pasó?". Lo encuentro tan humano que no preguntármelo me resulta opusino.

Durante todo el tiempo dentro no te cuestionas ni cuestionas ¿Recuerdas las charlas fraternas con el Director?, ¿Acaso algún Director o cura confesor te mandaba como "tarea" hacer una crítica sobre un punto del Catecismo, de la Carta del Padre o de tu misma vocación? Al contrario, la recomendación unánime era: "eso no se manosea".

Me viene a la memoria el comentario de un cura durante el almuerzo, mientras presidía la mesa - porque el Director no estaba – donde dije unas palabras de "nuestro Padre" al comentario que hacía y el cura sentenció: "no se emplean las palabras de nuestro Padre sino sólo para predicar o meditar". Y es que para los que estuvimos dentro era el mismo Dios presente. Aquella anécdota que contaba don Leonardo Polo de sus años mozos mientras arreglaba el Oratorio en compañía de otro: "¿Te puedo confiar una cosa?, Sí, Es que veo en el Padre a Cristo ¡Calla! - le respondió el otro - Nunca se lo digas directamente porque es el mismo Cristo entre nosotros".

Así pues, repensar aquello, sacar conclusiones, compartirlas con otros... Es tan natural diría yo. De las miles de personas que conozco, varios te dicen sin temor alguno: "soy divorciado". Lo mismo puedo decir ahora: "fui numerario". Cosa distinta a cuando era numerario y te aconsejaban "santa discreción". Para Chano, para Ignacio y para todos los que siguen creyendo que Escrivá era el mismo Cristo, y el Opus Dei LA teofanía del siglo XX, LA institución que revolucionó y rescatará la Iglesia Católica, pueden seguir escribiéndolo mensualmente al Prelado, a opusdeialdia y otras sacrosantas páginas de la Prelatura que imploran se configuren los ordenadores de sus casas y Colegios para que abran sus Webs y logren puntos de visitas diarias y eleven sus ratings de audiencias.

Nuevamente gracias a todas aquellas personas que me han citado, inclusive a Chano, porque - junto con Ignacio - dan respuesta a esta inquietud que marcó mi vida "¿Qué pasó?" El "¿Por qué fallé?" se desvaneció cuando salí de la Obra y me encontré con decenas de ex numerarios que daba por muy santos y fieles.

Por otra parte, el lector tiene que saber que - quien escribe - no va contra alguien en particular sino contra una esquematización particular del cristianismo. Otro recuerdo aflora. Hay una institución católica peruana, el Sodalitium Cristianae Vitae, cuyo fundador - decían - fue un chico de San Rafael y hasta creo que un tiempo numerario. De su fundación comentaban era una "mala copia" del Opus. Tengo conocidos de esta institución y ellos mismos se llaman "religiosos en medio del mundo", estudian, trabajan, viven en celibato, tienen curas y monjas, son súper ortodoxos, etc. Y es el mismo cuento: "nosotros somos los elegidos por Dios para salvar la Iglesia Católica y la humanidad". Dará cuenta el lector que, repensar el Opus Dei, no es aplicarse las disciplinas y el cilicio sino al contrario, ver desde otra perspectiva el zoológico de la Iglesia y, no se alarmen con esta expresión, porque es de Vittorio Messori y no mía.

Abrir los ojos, aconsejar a tantas personas que me escriben y quisiera atenderlas y atenderlos "just in time" respecto de sus situaciones personales, de sus hijas e hijos, de su estar dentro y no saber qué hacer... Sí, tal vez esto último les disguste más que mis escritos que buenamente Agustina hace el favor de colgar en este sitio. Sepan pues los opusinos que lo seguiré haciendo: informar lo que es el Opus Dei, lo que se encontrarán y un escapar de ella sin sentirse traidores de Cristo.

Nicanor

nicanor.wong@gmail.com