“LOS OTROS”

Nicanor, 8 de octubre de 2010

Las violaciones que se cometen al interior del Opus Dei nunca tendrán en cuenta a "los otros", vale decir, los afectados.

La larga experiencia trabajando como Director de Consejos Locales y la terrible historia de Janabenito llevarán al lector de esta página a que saque sus propias conclusiones.

Dejaré tres breves narraciones. La primera será la de un sacerdote que se vio afectado por dos frentes. El primero su afección depresiva (por consiguiente con un desorden afectivo) y el segundo, la afinidad que tuvo con una mujer que atendía espiritualmente. Esto llevó a una manifestación de cariño, tomarse las manos, ante el duro padecimiento de aquella señora. El episodio fue presenciado por una numeraria, comunicado a otro cura y preguntado por el Director al sacerdote en mención. Este episodio llevó a redactar en su informe personal que se le traslade a otra localidad muy a pesar de que el sacerdote en mención no lo consideraba en conciencia algo fuera de la moral. Peor para él. No reconocerlo llevó a la sospecha que algo malo se cocinaba entre ambos. Se le trasladó...

Ahora bien, vamos al hecho de cómo queda aquella mujer que confió en aquel cura el peso que llevaba dentro al encontrarse con otro sacerdote que sospechaba de ella un romance con el anterior. Obviamente fue despachada a que le atiendan en su parroquia. ¿La pastoral del Opus Dei toma en cuenta esto?

Pasemos a la segunda. Del agregado que, al contratar los servicios de una chica de servicio para atender a sus padres mayores, inicia una relación amorosa con ella y, el cura avisa al Director que le preguntó sobre el tema de Pureza. El Director le pregunta - como quien no sabe nada - y el hombre le manifiesta que ha besado a la chica. La reacción es inmediata: despide a la chica porque ella ha sido la que te ha besado y no viceversa, buscando hacerse de "un buen partido". La contra reacción del agregado: pero, ¿cómo puedo despedirla así sin más, se va a quedar sin lugar dónde vivir y sin dinero? (Cabe mencionar que en Perú, las chicas de servicio doméstico pueden ofrecer sus servicios con el único motivo de tener algo para llevarse a la boca, cama donde dormir y un sueldo miserable). Tras reunión del Consejo Local se decidió que sea fuerte y la eche dándole el dinero suficiente - no mucho - para que retorne a su localidad natal. Nuevamente: ¿consideramos el estado y la situación de la chica?, ¿Se nos ocurrió que algún supernumerario la pudiese aceptar como empleada doméstica en vez de dejarla sin empleo y a su suerte?, No.

Tercer y último caso. Era un numerario mayor del cual llegaron noticias a través de un cura agregado en la que una estudiante - alumna suya - manifestó que había solicitado se acueste con él para "ayudarle" en sus calificaciones. El testimonio de aquella estudiante estuvo respaldado por dos compañeras suyas. ¿A quién creerle? Obviamente al numerario porque “las chicas estaban fantaseando con ganas de molestar” a un santo varón. El hecho es que se corrió la voz en tal casa de estudios de las propuestas que este santo varón hacía para con las chicas con riesgo a perder el curso. Una de ellas cedió a sus exigencias y guardó la boleta del Hostal. Se hizo tan gordo el tema que el capellán de la casa de estudios lo llamó para cuestionarlo. Era ya irrefutable. Descubierto por fin, lo comentó en la Charla Fraterna, confesó, lloró y santo remedio: se le trasladó a otra casa de estudios. Total, la estudiante no manifestaba signos de embarazo. Nuevamente, ¿cómo queda afectada aquella joven que se acostó con un numerario - porque todos saben quién es numerario en una casa de estudios del Opus Dei - en su vida psicológica y ante sus amigas y amigos? Pues, ¡Allá ella! Que vea cómo la resuelve y aconsejarle que se aplique la santa discreción para que no se meta en más líos.

Entonces, estos "otros", nada importan. La consigna será blanquear el sepulcro y trasladarlo. Pedir santo sigilo y listo. Así se resuelven las cosas. De hecho, Escrivá, no deja por escrito ningún procedimiento para resolver este tipo de situaciones a pesar de haber redactado a detalle numerables manuales. ¿Acaso los primeros hijos de Escrivá no pasaron por situaciones semejantes?, Sí. De hecho, el primer numerario quedó prendado de una feligresa y, al confesarse de ello con un "mal pastor", éste le dijo: ¡Pero si eso no es pecado! El chico siguió adelante y culminaron en santo matrimonio para rabia del Fundador. Será éste episodio el que marca el hito de los sacerdotes "malos pastores" a pesar que sean muy santos. Incoherencia total.

Finalizo pues con "los otros". Aquellos que son víctimas de los vejámenes de quienes gozan de más peso dentro esa "familia sobrenatural" y, por lo tanto, gozan de mayor credibilidad. Aún así, aunque sea evidente su falta, basta que tengan abolengo y buenos ingresos para perdonarles cualquier cosa. Se considerará "mal menor" que sea el eslabón más débil de la cadena quien tenga que "purificarse a través del dolor" al punto de perder el equilibrio mental y físico. La experiencia de Janabenito no es un singular, sino un plural dentro de la Prelatura, tratado del peor modo posible - ¡Si Cristo viera! -, considerado como parte del "Holocausto de sí mismo" como tan bien describe EBE.

No me cabe duda que, con el tiempo, todo esto reviente como una gran masa de pus. Estoy seguro, Janabenito, que ya te habrás puesto en manos de algún buen terapeuta. Justamente tengo un pariente cura que está especializándose en tratar a menores de edad que han sufrido de abuso. El asunto deja una huella imborrable. Por lo menos tú has podido compartirla y puedes acceder a personas que te echen una mano. Las y los que quedan dentro tendrán que sufrir hasta consumirse como parte de su "vocación a la santidad".

Nicanor

eco_challengers@hotmail.com