Querida Agustina:

Estoy observando que cada día hay más personas de la Obra que, en confidencia, me comentan que, cuando necesitan manejar un documento interno, en lugar de ir a buscarlo al armario correspondiente, recurren directamente a Opuslibros, reconociendo que es la Web mejor documentada sobre la Obra. Me refiero a Oficiales de la Delegación, a Directores locales, y a miembros de a pie que necesitan preparar un círculo o una charla.

Esto me ha movido a buscar entre mis notas una de las cosas que no habíais publicado. Me refiero a los cuatro últimos números de la llamada Segunda campanada, que son unos párrafos de nuestro Fundador, tan narcisistas, despóticos y fanáticos, que han hecho que esa Carta (cuyo contenido, salvo estos números, es muy semejante a la Primera y Tercera campanadas, nunca haya estado accesible a la generalidad de los miembros del Opus Dei y que sólo unos pocos hayamos tenido acceso a ella y sólo durante un breve periodo de tiempo, pues al final acabó siendo retirada de la circulación y sólo ha sido citada en Crónica y Noticias muy pocas veces y nunca mencionando los párrafos que ahora transcribo.

Los he titulado como “El secreto mejor guardado”, no porque piense que en realidad lo sea, sino para significar que, después del Augustinus, del que ya habéis hecho mención en esta Web (un documento dirigido a los Vicarios de la Obra para señalarles las claves secretas con que tienen que informar al Prelado sobre la vida privada de los Obispos que van tratando), y del Vademécum del Gobierno Regional, que todavía no habéis podido publicar en Opuslibros, este texto es al que menos se puede acceder entre los comprometedores de nuestro Fundador.

En realidad, el secreto mejor guardado en el Opus Dei es, a mi entender, todo lo relativo al empleo de los dineros que todos aportamos, que al estar ilegítimamente sustraídos a la supervisión de la Iglesia, vienen permitiendo a nuestros Superiores crear esa trama de poder que han construido hasta la fecha. El profesor doctor Jacinto Choza acaba de apuntar unas líneas de investigación de tan turbio asunto. Pero sería conveniente que los que han tenido que ver con este tema fueran manifestando lo que saben.

Paso a transcribir esos 12 párrafos que, vistos hoy con la perspectiva que nos han permitido escritos profundos como los de Oráculo, E.B.E., Marcus Tank, Lucas, Joseph Kneck, Trinity y tantos otros, permiten entender el nivel de narcisista ofuscación con que acabó sus días nuestro pobre Fundador. Las notas a pie de página son comentarios míos.

Saludos cordiales,

Doserra

Leer los puntos nn. 36-38 y 39 de la Carta de junio de 1973 (Segunda campanada)