Hola de nuevo amigos!! Agustina, ¡feliz descanso!! 

Lo primero, quisiera felicitar a Bruno por su excelente trabajo comparativo de las dos últimas ediciones del Catecismo del Opus Dei, que le ha debido llevar un buen montón de tiempo. ¡¡Eres increíble!! Muchas gracias.

Ahora nos vendría bien que algún experto canonista entresaque los intringulis del cambio de palabras, ¡nada gratuito!, las muchas incongruencias, las grandes diferencias entre la praxis real y lo aprobado por la Santa Sede, los infinitos chirridos para el Derecho Canónico de la figura jurídica que quiere ser el Opus Dei pero no es ni de lejos, el por qué de tantas ediciones en tan pocos años, porqué tantos cambios y correcciones siendo que todo es inspiración divina aprobada por al Santa Sede hace 28 años. ¿Qué le pasa al Opus Dei que es tan poco transparente y necesita permanentemente borrar, cortar y pegar? Sería magnífico que quien es experto pusiera a la luz todo esto y lo presentara al Vaticano para que se den prisa en abrir los ojos y se frene el daño grandísimo que están haciendo.

Merymoon me has  emocionado. No estaba equivocada con nuestra amiga. Tú lo ves  en vivo y en directo con tus propios ojos. Ella no nos lee, no se lo puede permitir porque se le caería todo y no podría soportarlo. Son demasiados años dentro, demasiado miedo. Pero es una gracia inmensa de Dios que siga siendo tan buena, tan honesta, que no se le haya marchitado el corazón. ¡Cuídala! La única forma de ayudarla es estar cerca y quererla, de forma que sepa que si nos necesita estaremos con ella. ¡La pastillita de la felicidad! Ni ella se ha librado.

A ella no la van a echar porque no pitan numerarias auxiliares- ¡¡en Vitoria ya no hay ni una!!- y ella es una trabajadora imponente, porque tiene un carácter maravilloso y es imán para cualquier persona. Aunque ella no instrumentalice la amistad, seguro que de ello se sirven sus directoras. Les sirve y por eso la “cuidan”. ¡¡Ay si no les fuera útil!!, una patada y ¡a la calle!. Por eso ¡cuídala!, ayúdale a pensar y a fiarse de Dios, a no tener miedo a la vida y a la libertad y si yo puedo hacer algo, dime.

Un grandísimo abrazo. 

Carmen Charo