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 Tus escritos: Una visita inesperada.- Nicanor

010. Testimonios
Nicanor :

Retornaba del trabajo cuando encontré en mi buzón de correo el e-mail de un chico, al cual traté para que “pitase” (solicitar la admisión al Opus Dei como numerario) la cual decía: “Leí tu carta en Caretas (revista de gran difusión en Perú) el jueves pasado. ¿Qué te parece si conversamos en algún momento? Yo estoy viajando a Arequipa hasta el 1 de agosto, tal vez a mi regreso”. Este chico, ya no tan chico desde que le conocí, ahora es encargado de la Oficina de la Opinión Pública (AOP) del Opus Dei en Perú. Tal encargo tiene, dentro de sus labores, hacer un seguimiento de toda información de prensa (escrita y audio visual) que concierna a la Prelatura o alguno de sus miembros más representativos. Efectivamente, había escrito en tal revista una carta crítica con motivo de la visita del Prelado del Opus Dei y de tal Institución.

Así pues, le respondí: “Encantado. Me llamas al NEXTEL. Me gustaría que sea en casa de tus papis porque extraño no verles”. A pesar de re insistirle que sea en casa de sus padres, no quiso. La visita se concretó en casa de mi madre porque justo coincidió que tenía que hacer de “nana” de mi pequeño mientras mi esposa atendía unos deberes de último minuto...

El encuentro, por lo menos para mí, fue alegre. Hacía años que no le veía y hasta me pareció que había adelgazado, lo cual me negó porque la balanza no le engañaba. “Tú sí que has adelgazado mucho”. Se le notaba nervioso. Había traído gentilmente unas cajas de chocolates. Menos mal que mi “peque” se había quedado dormido. Más o menos, las palabras que empleó fueron las mismas en un correo de respuesta que me envió al increparle su aparición tras casi una década: “primero que todo muchas gracias por recibirme y mis disculpas, nuevamente, por la ingratitud. Yo estaré eternamente agradecido a ti y a tu familia que me ayudaron mucho cuando mi mamá se puso mal hace más de 10 años atrás. Como te comenté mi contacto contigo y la visita que te he hecho fue por el motivo que te comenté y no en mis funciones de AOP. Yo me enteré que ya no eras de la Obra meses después (no sé cuantos)”. De hecho, durante la larga conversación que sostuvimos, había leído algunos de mis escritos en Opus Libros. “Cuando leí tus testimonios - no he leído todos - me dije a mi mismo, este no es el Nico que yo he conocido”.

Efectivamente. ¿Quién podría decir que dentro del Opus Dei es una persona “corriente”? Le dije la verdad. “Sí, cuando nos conocimos a mi me interesaba mucho que pitaras de numerario, esa era mi consigna y encargo. Pero contigo fue distinto porque nos llevamos muy bien desde el primer encuentro. No fue nada forzado hacer proselitismo contigo, hubo una amistad incipiente”. Y así le fui narrando un mal que padece la Prelatura, la instrumentalización de la amistad. Aunque lo repita a toda voz que el apostolado del Opus Dei es de “amistad y confidencia”. Como me escuché en una charla dentro de una de las tantas Convivencias de Consejos Locales a la que asistí acerca del comentario de un numerario con un colega al que acosaba para que “pite”. El acosado le preguntó: “¿Es verdad que todos los numerarios hablan con una doble intención con sus amigos?”, a lo que respondió el numerario: “Sí, pero la que vale es la segunda”.

Por otra parte, como le comenté a este chico de AOP, ¿Quién era yo dentro del Opus Dei?, ¿En verdad era yo o la imagen estereotipada del numerario reglamentado por la normativa de vida y conducta dejada por Escrivá de Balaguer?

No, y tiene toda la razón, quien escribe ha dejado ya el molde – la guardería para adultos de psicología conductista – como refiere J. Knetch. “¿Acaso me conociste en realidad?” Fue mi respuesta. De no haber sido porque su madre casi salta a la otra vida cuando se enteró que su hijo era numerario y dejaba “el sueño azul” (como decía Escrivá) que todo padre o madre se forma de sus hijos. “Algo natural y propio” defendía Escrivá, añadiendo que los padres cristianos habían de respetar la libertad de sus hijos cuando son “llamados por Dios”. El caso es que casi le cuesta la vida a la señora y fue internada rápidamente en cuidados intensivos gracias a las gestiones de mi padre ¿Le importó a alguien dentro del Opus Dei aquel sufrimiento materno? Tan sólo un: “la encomendaremos” y, tras ser dada de alta – lamentablemente con secuelas irreversibles – otro: “la tenemos siempre presente en nuestras oraciones”. Menudos clichés propios de un deísmo que no mueve ni un dedo para gastar tiempo en recursos, tiempo y gestiones en ese “dulcísimo precepto” como le pegó Escrivá al cuarto mandamiento.

Así pues, la realidad interna de “la vida en familia” es un desconocimiento casi absoluto de todos los que allí moran. La célebre película “Dark City” dirigida por Alex Proyas, es un ejemplo magnífico ¿Se conversa en las “tertulias de familia” de las visitas que esporádicamente hacen los numerarios a sus familias de sangre?, ¿Se puede contar si uno tuvo o no enamorada o amigas?, ¿Se puede contar sobre la vida de los que dejaron la Obra y lo felices que son?, ¿Se puede comentar sobre los que dejaron la Obra y necesitan que alguien les encomiende en una situación difícil?, ¿Habrá podido retornar a la Residencia donde este chico es Director y contar en la tertulia que estuvo conmigo, que los perros de mi madre le ensuciaron el pantalón y que mi “peque” es una ricura? La respuesta es: no. En “Dark City” la memoria tiene que ser anulada porque es parte esencial de un plan de dominio sobre la humanidad: borrada la memoria diariamente, el alma queda a merced de seres extraños y los hombres se encuentran siempre en la fantasía de una realidad nueva, oscura y desconocida. Estableciendo un paralelo, la memoria en el Opus Dei, tiene que ser consultada antes de ser narrada. Así pues se recoge en las Glosas de San Miguel: si alguien va a narrar el proceso de su vocación ha de contar con la autorización del Director de la Residencia. A lo que añado la sugerencia de Escrivá de no contar ejemplos en primera persona, ¿Por qué?, ¿Si son tan enriquecedores?

Retorno a la visita. Mi madre apareció con mi retoño, recién despierto y lloroncito por haberlo levantado. Le teledirigió algunas preguntas que a mí me las hacía directamente cuando era también Director de una Residencia y atendía labores internas ¿Y a qué te dedicas?, ¿Ejerces?, ¿Qué planes tienes para tu vida?... La conversación tuvo que terminar súbitamente. Quedamos en visitar a sus padres asunto que realicé a través de su hermano. Fue un encuentro conmovedor en la que su madre nos reprochó a ambos no tener contacto mientras éramos del Opus. No le dí más detalles que dentro del Opus está indicado que no se “pasee” por otros Centros de la Obra y menos se hagan llamadas telefónicas para simplemente preguntar “Y… ¿Cómo estás?, ¿Eres feliz?, ¿Quieres salir a tomar un café o almorzar juntos?” Es parte de esa “vida ordinaria” tal como la vio y entendió Escrivá en la Revelación Personal en la que Dios le mostró el Opus Dei.

Acabo con el escrito que le envié: “De todos modos es difícil de tragar que el motivo por el cual te hayas acordado de mi fuese la carta de protesta por la visita del Prelado. En parte lo entiendo perfectamente porque a mi no me interesaba para nada la vida de los que se iban y si me los encontraba por la calle no sabía ni cómo saludarlos y en otras - si es que no los encontraba en pantalones cortos y compañera al lado - ni me enteraba que habían salido ¿Será política que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda? No lo sé. Imagino que, cara a los de dentro, la visita queda como "en reserva" sin poder llegar al Centro y comentar en la tertulia que estuvimos juntos, que seis schnauzers casi te devoran y que mi hijo estaba llorón en mi regazo. Abrigo la esperanza que, en el futuro, pueda abrir un albergue para los que salen de la Obra sin más recursos que su cuerpo desnudo para re empezar sus vidas. Es muy duro que, luego de tanta "hermandad" quedes absolutamente abandonado y sin oficio. Sobretodo las numerarias y las auxiliares. Espero que la visita no haya sido únicamente por tus funciones en AOP y que se repitan, podamos ver a tus papis, reír y charlar sin protocolos ni indicaciones”. A lo que respondió: “No entiendo lo que dices con respecto a lo de protocolos e indicaciones. Por supuesto que nos veremos y la próxima en casa de mis papás”.

¿Cómo no entender los protocolos e indicaciones existiendo cantidad de documentos que hay que leer antes de asumir un encargo de tanta responsabilidad como AOP? ¡Si para escribir un artículo para la revista interna de la sección de varones llamada “Crónicas” hay que leer el “Manual” para redactar un artículo para Crónicas! Donde se indica claramente que el artículo ha de rebosar de espíritu proselitista, afán apostólico, “pitajes” o posibles “pitajes” y evitar mencionar las durezas que conlleva la labor apostólica y proselitista; ¡Si existe un manual de cómo hacer apostolado o cómo llevar Clubes Juveniles!

No dejo de querer a este chico, pero es asombroso verme retratado en cómo era yo antes de salir del Opus Dei. Veía lo que quería ver dentro del molde de Escrivá.

Es de justicia mencionar y, se lo prometí, aclarar que la gente que está allí dentro no es que sean el monje albino asesino de la película de Ron Howard. Varios son o fueron, personas lindas, rebosantes de vida, virtudes y talentos. La crítica va dirigida al sometimiento, al fanatismo, a la estructura de pecado como afirmó Don Antonio Ruiz Retegui en la que se ven inmersos esta gente maravillosa con todo el derecho de ser personas “comunes y corrientes” y los han trastocado en lo más lejano a lo que aspiraban ser: personas normales.

Nicanor
eco_challengers@hotmail.com


Publicado el Monday, 16 August 2010



 
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