Leo los post (JM, Gaudi) acerca de los cambios respecto a quienes se marchan y, la verdad, no me parecen más que la excepción que confirma la regla.

De entrada se impone una distinción: quienes se van y a quienes se echa. A l@s primer@s, ni agua, antes, durante y después. Con l@s segund@s hay un abanico más amplio, dependiendo sobre todo del director/a del centro y su buena voluntad o su mala leche. Yo fui testigo de varias "echadas": una de las directoras fue normal, ayudó a la persona, se interesó. La otra... bueno, la otra va a responder a más de una pregunta el día del Juicio Final y, como servidora y ella eran como el agua y el aceite, espero que tendré una sillita en primera fila y podré ver la sesión.

No me imagino al perlado contestando preguntas de ex en una tertulia, qué queréis que os diga. Pienso que es paripé, barniz barato de normalidad que quiere cubrir la anormalidad profunda que se respira y se vive ahí dentro, aún hoy, en julio 2010.

He oído y leído muchos comentarios acerca de los cambios que se están produciendo ahí dentro: los tomo con pinzas, por una razón: todavía no son conscientes de que la vida se ha abierto camino y les está invadiendo y, por lo tanto, todavía no reaccionan. Han tenido que aceptar cosas, a ver qué remedio, como más viajes, tarjetas de crédito, ordenadores personales, palms, noches fuera del centro (en mi época y para las n, una noche fuera de casa significaba la expulsión inmediata e inapelable, o por lo menos eso decían. Sin comentarios.) y alguna cosa más que les ha hecho doblar la cerviz, simplemente porque es lo que hay y porque al campo no le pones puertas.

De ahí a aceptar que hay que cambiar, que el sistema no va, que algo falla y falla dentro, va un abismo que ni siquiera han empezado a cruzar. No lo cruzarán mientras Echevarría sea perlado en mi opinión, porque al igual que Del Portillo era inteligente y astuto, Echevarría no lo es.

Permitidme una anécdota: durante la llamada guerra fría entre USA y la antigua URSS, varios militares de alto rango y varios espías rusos se pasaron a occidente. Ninguno de ellos, ninguno sin excepción (hablo de quienes estaban en las altas esferas), lo hizo por dinero. Lo hicieron por decepción, por desengaño, porque habían dejado de creer en el comunismo, porque vieron que aquello no funcionaba, que el partido les mentía, que aquella ideología era falsa. La propaganda soviética lo atribuyó a la publicidad norteamericana y al espejismo del bienestar material que se había ofrecido a quienes pasaron al otro lado, pero no fue cierto. Aquella gente abrió los ojos, vio lo que vio, sacó sus razonamientos y actuó en consecuencia.

Con esa peña sucederá lo mismo, caerán por su propio peso, sí, seguro, pero todavía no. Queda mucha, mucha vieja guardia dispuesta a inmolarse por la causa, quedan much@s cruzad@s dispuest@s a ir a Tierra Santa y rescatar el Grial. Y sobre todo, desde la cabeza no se ve que haya que cambiar, no se ve nada más que "todo está muy mal y como somos todo, también nos ha llegado el turno". No creo que desde Roma haya cambiado nada, nada, nada como no sea que hay menos nax para hacer el trabajo y hay que remangarse más o limpiar menos; aparte de eso... no creo que haya habido ni medio cambio sustancial.

Se agradecerán mucho opiniones en contrario.

Mediterráneo