Un conjunto de errores: responder con frases hechas (V)

¡Que nadie se escandalice!

A raíz de intereses personales y familiares, y por segunda vez, he mantenido conversación, esta vez telefónica, con RH, vicario general del Opus Dei en España.

¡Viva la humildad! Como siempre que he hablado con alguien superior en la Obra, de entrada vienen como dos palomas mensajeras, dos afirmaciones que en ningún caso fueron objeto de interrogación: ¡Ellos son libres! refiriéndose a los numerarios y también ¡Ya es mayor de edad!. ¿A que vienen estas afirmaciones gratuitas que además de ser falsas de raíz, no obedecen a ninguna interpelación? Y, claro está que esta no ha sido la primera ni la única vez que las he escuchado, pues brotan como agua en fuente de mayo de la boca de quien va a ser prontamente preguntado sobre algo que aún desconoce, y para prevenir, piensa en curarse en salud con tales dos afirmaciones. Cosa que delata su falsa paz, pues si esta fuera verdadera, primero dejaría explicar a su interlocutor. ¿O no?

Evidentemente para RH, los hijos del Opus Dei son los mejores hijos de entre todos los que pueda tener una familia pues son los que más se preocupan de sus padres en todos los sentidos. (No voy a valorar esta afirmación, simplemente dejadme decir que con algunas horas al año, difícilmente puede haber verdadera dedicación hacia los padres )

Como estudiantes, también los del Opus Dei son los mejores, ya que así lo demuestran los rànquings. Son palabas de RH. Y yo, que tengo amigos en el campo de la educación secundaria y universitaria, y que saben de rànquings, puedo decir que tal afirmación no es del todo cierta. Aunque si lo fuera, ¿Cómo se explica que alumnos que en la secundaria y el bachillerato han obtenido matrícula de honor en colegios de la Obra, luego, han tenido que cambiar de estudios universitarios pues en el primer curso de carrera no han aprobado una sola asignatura? Alumnos estos que habiendo obtenido las máximas calificaciones en asignaturas de ciencias, luego no han aprobado ninguna asignatura de una ingeniería, estudios a los que llevaban años aspirando por vocación. ¿No será que, siendo estos alumnos numerarios, y habiéndolos “sacado” del medio del mundo contra lo que dice el espíritu del Opus Dei, les han bombardeado con tal tasa de encargos espirituales que no han tenido el tiempo suficiente como para dedicar el necesario al estudio? ¿No será que su primera obligación en el mundo estudiantil la han cambiado de peldaño en la escala de valores para pasarla a un segundo o tercer lugar? Y, si eso es así, ¿Quién dice que esto es estar en medio del mundo?

Y, ¿qué decir del poco cuidado de la salud que se tiene en los centros? Sí, sí. No os escandalicéis. “Es que no hay mala voluntad” Nadie dice lo contrario pero todos sabemos que hay faltas de omisión. Y hay varios hechos que demuestran este descuido que no se debe confundir con la entrega física al Señor. Los padres, como padres, son los últimos responsables de la educación, formación y salud de sus hijos, y esta obligación, grave, trasciende a la mayoría de edad. O, ¿Qué padre que viera afectada la salud de su hijo argumentaría que, como ya es mayor de edad ya espabilará?. Si los padres habían confiado en que el centro ya cuidará de la salud del hijo y no lo hace ¿Qué deben hacer?

Y nos preguntamos: ¿cuidar de la salud es hacer mortificaciones físicas, desaconsejadas por el Vaticano, cuando pueden poner en peligro el estado de un numerario?

¿A esta forma de vivir y actuar se le llama ser santo en medio del mundo? ¿Qué camino de santidad es este?

Addicte

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