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 Correos: ¿Criticar por criticar?.- Ramón

900. Sin clasificar
Ramón :

A mi juicio, los escritos de Dionisio y Jacinto Choza hace unos meses casan muy bien con los de Atomito sobre la relación Opus – Iglesia y las consecuencias derivadas para los fieles. El tema no es baladí.

 

En contra de lo que dice EBE, creo que la crítica al Opus se convierte en crítica a la Iglesia, puesto que es una de sus partes, una institución bendecida por ella y con una presencia potente en su funcionamiento orgánico diario. El Opus, con Juan Pablo II,  se sienta en la curia y el colegio episcopal. Y esa tendencia no remite, se mantiene, aunque este papa, tenga sus personas de confianza para algún cargo concreto. El Opus Dei, hoy, en la Iglesia pesa mucho más que los Dominicos o Benedictinos. Por no hablar del ridículo peso del resto de la grey católica. Así que criticar al Opus conlleva necesariamente criticar a quien le da confianza y poder. No hay otra...



Criticar al Opus (en el sentido etimológico de la palabra) dar una versión distinta de la que la Obra da de sí misma es el sentido de Opuslibros. Y eso puede conllevar criticar, si procede, a quien la obra dice obedecer, ayudar y servir, pero que también la potencia y se sirve de ella, faltando así a su responsabilidad cuando debe controlar y corregir sus posibles faltas, fraternalmente, por supuesto. 

 

Y creo que el problema, como dice Atomito y como insinúan veladamente Dionisio y Jacinto es ese: que la Iglesia tiene dentro las mismas prácticas, las mismas actuaciones que el Opus Dei. Si cabe, el Opus Dei los condensa y caricaturiza, porque quiere ser más Iglesia que la Iglesia, en su versión más arcaica y preconciliar, pero en todo caso pudieran ser diferencias de grado, no de clase. 

 

Es más, creo que la institución eclesial, tan cerrada a la realidad a partir de un cierto nivel jerárquico, no es que no quiera rectificar, es que no puede. Si alguien lleva treinta añitos viviendo en el Vaticano, la ceguera le debe de venir casi de natural. Y aún más tras el giro premoderno dado desde que Juan Pablo II llegó al poder.

 

Me parece evidente que la Iglesia no va a condenar en el Opus lo que ella misma practica diariamente. Si ella tiene inversiones financieras que los fieles – sin ninguna razón que lo justifique - desconocemos, malamente lo va a condenar en el Opus. Si nunca hemos sabido qué pasó con Marzinkus, con Calvi, con el Banco Ambrosiano, malamente vamos a saber otras cosas. Recientemente, se ha implicado al cardenal de Nápoles en el asunto “Anémona”, quien ha respondido considerándose un mártir. Un caballo de batalla del gobierno español es la falta de trasparencia de la Iglesia española, que no dice ni bien ni mal lo que ingresa, sólo los déficit que tiene y de los que hace responsable “natural” al Gobierno español, y no a sus feligreses que no pagan.

 

Si las finanzas eclesiales son opacas para nosotros los paganos, no veo porqué va a exigir cuentas al Opus, que al parecer (porque no hay modo de saberlo) sufraga el déficit Vaticano. El resto de los fieles también lo sufragamos, pero a través de cosas tan groseras como las colectas y la declaración de Hacienda, no mediante suntuosos despachos de abogados. Si esto es así, malamente se le van a exigir cuentas claras al Opus.

 

Parecida es la situación de la mujer: si la Iglesia se obstina en mantenerla en la minoría de edad, aunque no haya fundamentos ni evangélicos ni doctrinales para ello, sin posibilidad para acceder a puestos de decisión, difícilmente va a criticar la situación de las numerarias auxiliares o de las numerarias a pelo. Si la mujer en la Iglesia está para trabajar, pero no para gestionar, pastorear o dirigir, malamente le van a exigir lo mismo a la Obra. Es más, el Papa se aloja durante sus  viajes en centros del Opus, tan ricamente. ¿Le preocupará la situación de las numerarias auxiliares, o su buen hacer le harán ignorar sus años sin cotizar?

 

Otro tanto puede decirse de la libertad intelectual: en la Iglesia se puede decir lo que se quiera, siempre que se comulgue con la ortodoxia más estricta. No se permite ni el más ligero desliz. Si un piadoso libro “Jesús, aproximación histórica” de Pagola, con el Nihil Obstat de su obispo, es virulentamente criticado, y finalmente retirado de las librerías, no veo cómo se va a criticar la Opus mantenga listas de libros prohibidos, o que pontifique lo que se puede pensar o no. No nos engañemos: la Iglesia no se libra tan fácilmente de siglos de control mental y editorial. Hemos visto cómo acaban los teólogos que quieren ser fieles a su libertad de cátedra. Es vergonzoso el artículo que ha dedicado “L’Osservatore Romano” a Saramago con motivo de su muerte, atacándolo poco menos que si fuera Belcebú. Y eso que era un escritor fantástico y Premio Nobel. De hecho, esta es una de las claves que – al igual que los Legionarios - le ganaron al Opus el favor de Juan Pablo II y se lo mantienen con Ratzinger, muy intelectual, siempre que el intelectual sea él.

 

La iglesia acumula, como todos sabemos, una larga ristra de abusos sexuales. Lo peor no es eso, porque en un colectivo de millones de personas siempre hay ovejas negras. Lo malo es que durante años no se ha querido reconocer, se ha encubierto, o incluso se ha ido contra las víctimas. Y encima algunos abusadores, como el fundador de los Legionarios era ensalzado a pesar de su turbio expediente. Eso sí que es doloroso, y anticristiano. Siendo esto así, el Opus es un remanso de paz, pues no hay escándalos de tal gravedad y truculencia. ¿Control mental? ¿confusión entre gobierno y dirección espiritual? ¿captaciones con mentirijillas sobre la amistad, el cariño, etc.? Vamos, hombre, eso, con la que está cayendo, a los obispos les parecen quejas de niños de ocho años. Es más, si algo quiere la Iglesia es tener más control de cada uno para evitar que nos condenemos. Vamos, que les tiene que parecer genial. Y digo lo mismo: la consigna es mantener a toda costa el buen nombre, no dar la razón a quien la tiene, a mayor gloria de la institución. Vamos, que encima el Opus no ha salido rana, como los Legionarios, que han resultado ser Sodoma y Gomorra, a pesar de las bendiciones a tutiplén que recibieron de JP II y la Curia en pleno. Pues casi tendrían que volver a canonizar a Escriba.

 

Ahora se rumorea que BXVI está llamando al orden al Opus por sus prácticas sobre la dirección espiritual. No me parece mal que se limiten los daños, pero me parece mal que se opte por la tardanza, el secretismo, el dejar hacer. Cuando se está haciendo daño a alguien, no se puede aducir que “la Iglesia tiene sus tiempos” o que “no es un momento bueno para hacerlo”. Que se lo digan a los que lo sufren.

 

Con eso y con todo, me parece que el papa debiera meterse también con otros temas, menos espirituales y más terrenos, pero que a la gente le hacen mucha más falta: ¿exigirá una cotización para todos lo in- y out – Opus? ¿Pondrá en igualdad de condiciones a numerarias y nax? ¿Qué van a hacer con la vida de la gente que lo dio todo y se marchó con lo puesto? ¿Repasarán toda la mentalidad del “dios tiquismiquis”, aun sabiendo que habrá gente que no le satisfaga?

 

Al final, es ahí donde se debaten los grandes temas, cuando nos tocan el bolsillo. ¿Puede ser la Iglesia juez y parte? En fin, esperemos que tengan el valor de hacerlo. Y para aplicárselo a sí mismos. Y que lo veamos.

 

Ramón




Publicado el Monday, 21 June 2010



 
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