Pobre Juan, pobrecito, Juan. Como dice el dicho popular, se te nota el rabo de paja!, pues actúas de las perfecta forma “opusiana”, ya JUZGASTE y CONDENASTE a Nicanor que amablemente compartió sus vivencias con nosotros y que claramente expresó que solo tocaría algunos rasgos de esos 20 años.

¿Pretendías que además nos escriba una meditación sobre visión sobrenatural, fidelidad y demás?, imagino que no le pedirás una sobre caridad, porque de seguro de ese rato de oración salía deprimido por lo que tenía alrededor. Te pregunto Juan, ¿¿sabes que es la depresión??, pues te cuento que ningún dolor físico se compara a lo que se sufre por dentro, pues para el primero hay muy buenos analgésicos, pero ese otro que te destroza por dentro…… No hay pastillas que te devuelvan la alegría, la paz, la confianza, la ilusión de luchar con todas las fuerzas de tu ser por ese ideal de vocación que ves destruido, mancillado en el día a día de los que dicen llamarse hermanos tuyos mayores y por tanto más santos que tu y que cumplen con sus acciones el querer del Padre y por tanto el de Dios.

Por lo pequeño que es el mundo vi fotografías de Nicanor cuando fue a la canonización, lucía de buen aspecto y diría que hasta ligeramente regordete, las fotografías de él cuando regresó a casa de su mama son de lastima, totalmente cadavérico, ojos hundidos, pómulos salientes, ¿delgado?, ¡no!, escuálido…. y recuerda Juan salía de un centro del Opus Dei donde los enfermos son un tesoro. Te digo Juan, Nicanor rezaba y REZABA MUCHO y ofrecía todo ese dolor que si no lo has pasado, no te puedes hacer idea, te lo digo con plena certeza, pues me CONSTA, implorar a Dios nuestro Señor también se comparte entre amigos y eso hacíamos.

Para que no pienses mal, Nicanor no sabe que escribo esto, no sabe ni siquiera quien soy y agradeceré a Agustina que así lo mantenga. Aquí estamos todos los que empezamos a leer esta web por él y que lo apreciamos. Lo que concluyo de tu escrito, es que las colaboraciones a esta web de Nicanor, han conseguido, como se dice por aquí “sacar roncha” (entiéndase: fastidiar, molestar y todos sus sinónimos) a los “opusianos”. ¡Tranquilo hombre! Que el fanatismo no te lleve a faltar a la caridad.

Respecto a las estadísticas, ¿estás seguro que en tu centro te están diciendo la verdad? Una anécdota que escuche de ejemplo, espero que mi memoria, no me falle. Cuando pitó en primer sacerdote agregado, preguntó por cuantos eran como él, y el sacerdote que lo trataba le dijo que las estadísticas no importaban, luego se enteró que era el único. Nos contaban esto en el centro como un ejemplo de pillería. Por lo que imagino, solo las esferas muy altas manejan números reales, pero lo cierto es que cada vez me encuentro con más gente que conocí por allí fuera del Opus Dei, y he de decir con sinceridad, para mi gran sorpresa.

Crisol