Hace poco estaba hablando con una amiga mia y no sé porqué me acordé de una corrección fraterna que recibí cuando estaba en el opus...  Lo dejé hace casi tres años (y me parecen 30, por el cambio a mejor que ha dado mi vida!!). He sido numeraria de los 17 a los 30.

Era una tarde de pleno verano y en la que hacia muchisimo calor, sudabamos hasta estando sentadas en uno de esos cuartitos de espera recibiendo "confidencias". Llegó la hora de bajar a la sacristia y abrirle la puerta al cura que pasaba para confesar a las del centro. Pues, como era la subdirectora y en ese momento la directora no estaba, yo tenía las llaves de comunicacion. Pillé a la que estaba sentada más cerca de la puerta del oratorio, le pedí que me acompañara y fuimos a abrir.

Al cabo de unas horas la directora volvió y la que había ido conmigo a abrir la puerta me hizo la siguiente corrección: "Queria comentarte que esta tarde has sido imprudente porque cuando fuimos a abrir al sacerdote, no te cambiaste de calzado, fuistes con las sandalias y no con los zapatos cerrados. La proxima vez sé más atenta y cuida más de tus hermanos sacerdotes, vela más por su santidad, porque ir con los pies al aire es una falta de respeto, entre otras cosas. Y si es posible no interrumpas a alguien que esté haciendo la oración. Búscate alguien que no esté en el oratorio para abrir la puerta de comunicacion". Y yo aún aturdida, pero con una sonrisa postiza, como de costumbre al recibir "avisos", respondí con un amable "gracias".

Pues lo que me he reído con mi amiga esta tarde contándole estas nimiedades. No me acuerdo de las sandalias, pero recordando cómo iba vestida en general, no creo que fuera ningun tipo de calzado "escandaloso"...

¿Cómo se puede ser tan ridiculos, nos preguntamos? Cómo pueden seguir viviendo en ese mundo, pendientes de estas "cosas pequeñas" (más bien nimiedades) que ninguna persona con un mínimo de sentido común tomaría tan en serio.

"¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no ves la viga que está en el tuyo?".

Todos los que hemos estado en el opus, casi seguramente, tenemos miles de estos recuerdos (sigh!!) y a veces me arrepiento mucho porque, seguramente, en más de una ocasión yo misma autoricé este tipo de correcciones. Cuantas pajas de los ojos de los demas pretendí quitar, sin darme cuanta de la viga que tenia en los mios...

Mientras volvia hacia mi casa, pensé en compartir este recuerdo con vosotros de opuslibros. Os leo siempre y la verdad en más de un relato me he indentificado. Gracias por estar ahí.

Plumeria