A través del aviso de un buen amigo mío me dirijo a Ustedes en calidad de familiar de mi tío abuelo el Padre Valentín Sánchez Ruiz, (q.p.d.), director espiritual que fue de las Damas Apostólicas a propósito de un juicio temerario vertido por alguien denominado Canencio el pasado viernes.

Cualquiera que haya podido conocer la vida -y sufrimientos y muerte- del Padre Valentín Sánchez sabe que lo último que era una persona aquejada de "laxitud" tanto consigo mismo como con aquellas almas -tantas que le solicitaban - ser dirigidas por él. Y máxime cuando era algo que concernía no sólo al alma sino a la Iglesia. Todo ello acompañada por su bondad legendaria, como atestiguan numerosos testimonios orales y documentos escritos acopiados por su familia.

Asimismo, comentar al autor de ese infundio la estrecha colaboración de nuestro familiar citado con el entonces Arzobispo de Madrid, don Leopoldo Eijoo y Garay, dentro de su lema "ninil sine epicospo".

Es muy indignante comprobar el daño que se puede hacer a través de la Red del buen nombre y digna fama de una persona fallecida que no puede defenderse de acusación tan grave en el desempeño de sus funciones en este caso sacerdotales como director espiritual.

Por favor, la próxima vez procuren contrastar las afirmaciones gratuitas de sus corresponsales y valorar el daño inmenso que hacen a terceros inocentes.

Atentamente,

Josefina Sánchez Tomás. Benedictina. Salamanca.