Hola todos:

Hace ya unos años que leo esta pagina, nunca quise escribir.

Hoy lo hago  por una anécdota concreta, en principio no voy a contar nada de mi pasado en la  Obra, solo deciros que fui numeraria auxiliar durante 7 años, suficientes para tardar otros 7 en desprogramarme. Ya hace 9 años que lo dejé, quizás con el tiempo cuento algo más.

Pero a lo que iba, en los últimos correos se comento sobre las riquezas que hay en Roma en concreto en Villa Tevere,  pues la semana pasada recibí una llamada muy curiosa, por llamarla de alguna forma, (he de decir que aun muy de vez en cuando tomo café con alguna numeraria, hablamos de todo un poco, eso si guardando distancias, ya que se me planteo lo de supernumeraria, ni loca!!! Ahora que tengo mi vida, mi trabajo, mi familia, ahora que voy con la cabeza “levantada” entonces vuelven  a mi, por eso lo del café muy de vez en cuando, como ven que conmigo ya no hay nada que hacer…)

Volviendo a la anécdota, me llamó por teléfono una numeraria de las que bueno considero amiga, es buena persona, pero ya son muchos años dentro, vive en otra ciudad distinta a la mia, me alegré de su llamada, me preguntó que tal, etc., pero el fin de la llamada era pedirme dinero, tanto que casi ya me da por teléfono el nº de cuenta para ingresarle la cantidad. Cuando me lo estaba contando no sabia si reír o cabrearme (perdonando la expresión), parece ser que están muy empeñadas, con muchas deudas con un club juvenil, y necesitan dinero, que estaban pidiendo dinero como locas, yo me excusé diciendo que claro lo tenia que hablar con mi marido… y que además eso tendríamos que hablarlo un día con calma, no quise ser brusca con ella, pues es una  mandada, una persona muy sensible y sé que si le hago algún comentario que no le gustaría oír le haría mucho daño, entonces  le dije que cuando viniera  a mi ciudad hablaríamos del tema del dinero.

Cuando colgué seguía alucinando, ni que yo fuera el banco de España, gracias a Dios a mi no me falta nada, pero tampoco me sobra, trabajamos mi marido y yo pero tampoco nos podemos permitir todo lo que nos antoja. El año pasado mismo no pudimos ir la semana de vacaciones que solemos ir, y una semana que la cosa no da para mas, pues mi marido tuvo un revés en el trabajo y no sabíamos como iba acabar la cosa, asi que nos quedamos sin vacaciones.

Luego recordando los correos de las riquezas de Villa Teveré, pensé, pues si les hace falta dinero que lo pidan a Roma, o que vayan al banco y pidan un préstamo o una hipoteca, como hacemos todo hijo de vecino, me pareció alucinante, y si fuera yo la que tuviera un bache económico y llamara a un centro ¿me prestarían dinero? y ya hablo de prestar, pues ella me lo pidió sin posibilidad de devolución.

Si me lo pidiera para Haití no lo hubiera  dudado.

Jamás en los años que estuve en la obra me sentí pobre, tenia todo lo que necesitaba, es mas incluso llegue a tener más ropa de la que tengo ahora, pero ahora tengo algo que no tenia en la obra y que no tiene precio la  LIBERTAD.

Un saludo a todos.

Scr