Hola a todos,

Cada persona es un mundo y el mio me lleva por el camino del perdón absoluto a todas las personas del Opus Dei con que me crucé en mi camino cuando estaba dentro y fuera de la institución.

Estimada Carmen Charo, tu escrito del 25 de noviembre me sirve para reafirmarme en lo anterior. Mi crisis ya la pasé y quiero ahora crecer. Sé clarísimamente que perdonando absolutamente a dichas personas acabaré de superar mi paso por el Opus Dei. Sé que cuando perdone totalmente cualquier lazo que me una a la Obra dejará de existir por completo. Y también sé que mi actitud de perdón es personal y es la que me sirve a mi y me aventuraría a decir que a cualquiera de los que escribimos aquí y a todo el mundo en general.

Que perdone no implica que bendiga, comparta o ignore ciertas actitudes y comportamientos que podemos calificar con los peores adjetivos de la lengua castellana. Y te pido disculpas si te han molestado. Hace algún tiempo aprendí que cuando nos enfadamos nunca es por el motivo que creemos. Como dice el Dr. Wayne Dyer, filósofo y excelente divulgador, cuando uno exprime una naranja ¿qué sale...? pues zumo de naranja. Cuando uno me exprime a mi ¿qué sale? Ya no sale ira, miedo, necesidad de juzgar, etc. Salen otras cosas positivas. El símil es ciertamente gráfico aunque comparar una naranja con una persona tiene sus limitaciones. Ahora bien, es muy cierto. El resto de mi vida tendré lazos con muchas personas pero ya no quedará ninguno del Opus Dei con toda seguridad. Ya aprendí lo que debía aprender y estoy convencido de que todos los que hemos pasado por ahí aprendimos también muchas cosas buenas.

Reitero de nuevo que escribir esto me ayuda, sobre todo, a mi y por eso lo hago y te agradezco que me hayas brindado la oportunidad de hacerlo de nuevo.

Saludos,
Maurina