Estimado José María H.

Tenías la necesidad de contar como te sentías, y lo has hecho en este foro donde algunos tenemos preocupaciones por lo espiritual y escribimos sobre nuestra experiencia en una institución que de palabra dice una cosa y en las obras te trata de otra. Por lo que cuentas, da la impresión de que eres un hombre culto, inteligente, pero que vive en una actitud de crítica permanente y exagerada hacia todo. Actitud que te genera insatisfacción hacia lo que has encontrado a lo largo de tu vida.

Cuando se es excesivamente crítico con la realidad que nos rodea, como mínimo cometemos el error de creernos que podemos “juzgar” esa realidad, como si estuviéramos por encima de ella. Este punto de vista –inconsciente, muchas veces- es equivocado. Podemos opinar y valorar sobre lo que nos rodea, hasta cierto punto. Pero cuando sobrepasamos ese punto, cuando exageramos el análisis y la crítica, cometemos cierto error de enfoque. Analizamos la realidad como si tuviera que sujetarse a nuestras ideas o reglas personales.

Yo estoy de acuerdo con la opinión de aquel escritor que consideraba que cualquier persona era superior a él en algo. Y se comportaba según esa idea. Esta idea puede llevarnos a estar en la verdad y ser humildes. A no situarnos inconscientemente como si estuviéramos por encima de los demás. A no ser demasiado críticos, aunque sea legítimo cierto nivel de crítica.

Tu crítica exacerbada te ha llevado a ser exigente no sólo con el cristianismo, sino también con la Palabra de Dios. Por eso, partiendo de la actitud errada inicial, has acabado en ese estado de no creer en Jesús ni como redentor ni como Hijo de Dios. Desde luego, Dios no se ajusta nunca a las “reglas” o “ideas” de los hombres. Por ello, el cristianismo jamás te mostrará una “cara” que pueda “cumplir” o “satisfacer” tus exigencias críticas. Nada de lo que nos rodea será nunca como nosotros queramos, ni siquiera nosotros seremos nunca como nos gustaría ser. 

La solución está en un cambio de tu actitud vital. Que puedas pasar del perfeccionismo crítico, exigente y esterilizador, a otra actitud distinta que te permita aceptar las imperfecciones de lo que nos rodea y hasta de ti mismo. Se me ocurre que este cambio sólo se puede efectuar con la ayuda de un psicólogo experto.

Sería aconsejable que hablaras de tu situación espiritual con un buen sacerdote, que los hay. Ponte en contacto con tu diócesis. Deseo que te liberes de la creencia psicológica irracional de que todo se deba ajustar a tus reglas personales. La realidad jamás se ajustará ni a nuestro pensamiento ni a nuestra voluntad. ¿No ves que poco se ajusta a las palabras del propio Cristo, que es verdadero Dios y verdadero hombre?

Si sabes hacer este cambio de actitud alcanzarás la humildad necesaria para ser alegre en esta vida. La humildad es la verdad, respecto al mundo y a nosotros mismos, y la verdad nos lleva a la paz.

Saludos, Daniel.