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 Correos: El narcisismo intelectual en el opus dei.- Damián

010. Testimonios
damian :

La obra proporciona a sus socios una formación filosófica y teológica emanada del Studium Generale, a unos se les imparte en su totalidad y a otros se les entrega un plan de estudios adaptado a las necesidades de su vinculación al opus dei. Frente a la mayoría de los fieles católicos carentes por completo de este “Corpus ideológico” ciertos miembros de la obra conformados por estos estudios se sienten superiores a los cristianos de fuera en el aspecto intelectual.

El narcisismo intelectual es un disturbio del autoentendimiento por el que el individuo sobreestima sus habilidades ilustradas y tiene una necesidad excesiva de admiración y afirmación desde los demás respecto a sus destrezas argumentativas. El exceso de narcisismo intelectual puede llevar a exteriorizar un egoísmo ideológico agudo y una grave desconsideración de las necesidades culturales y los sentimientos filosóficos ajenos. La siembra del narcisismo intelectual en algunos socios de la obra se debe a la actitud indiferente o minusvaloradora que en relación a sus cualidades culturales manifiestan algunos directores a sus dirigidos...



Ciertos laicos asesores espirituales de los socios de la obra son incapaces de apreciar los aspectos culturales de los asociados a los que asesoran, lo cual produce en los han sido flojamente aconsejados una inseguridad que tratan de compensar por medio de una autoevaluación intelectual exagerada, irreal e inflada.

Ciertos socios de la obra que se sienten minusvalorados culturalmente por causa de la delgadez intelectual de algunos directores espirituales laicos se sobrecompensan intelectualmente imaginándose como grandes expertos en el saber escolástico teológico, pues han venido recibiendo siempre en los estudios internos calificaciones de cum laude y ello ha alimentado su narcisismo intelectual.

Ciertos narcisistas intelectuales de la obra suelen exhibir una aparente autoestima ilustrada formidable y socialmente aparecen como personas muy seguras de sus argumentaciones metodológicas para lo cual no pierden ocasión de exhibir cierta erudición vanidosa. Estas personas se muestran sabedoras de sus impulsos científicos y se exponen de cara a los demás completamente resueltos a obtener logros de altura científica, pues con ello camuflan su vacío intelectual interno y su carencia real de autoestima cultural. Ciertos narcisistas intelectuales de la obra desconocen en mucho la sólida filosofía moderna o contemporánea y cuando se encuentran con ella se ven enclenques, de tal manera que al toparse con Kant, Husserl y Heidegger entre otros muchos pensadores, se autoperciben con una pésima imagen de si mismos y se sienten obligados a ocultarla y esconderla. Ciertos narcisistas intelectuales de la obra desarrollan entonces en compensación una imagen ilustrada sobrevalorada.

Las personas inteligentes, sanas, que son más agraciadas que algunos narcisistas intelectuales de la obra, se convierten en una amenaza para su autoestima cultural, por lo que algunos de estos ególatras se hacen sociópatas y manipulan a los sanos con refutaciones tramposas, sofísticas o persiguen a los agraciados con argumentos anticaritativos ad hominem. Todo ello lo realizan de manera inconsciente con altas dosis de experiencia envidiosa para conservar sus buenas señas de autoaprecio cultural. Es un hecho remarcable que en algunos diálogos intelectuales en el ambiente de la obra cuando hay controversia, ciertos narcisistas intelectuales suelen perseguir a sus contrincantes argumentando ad hominem que son patéticos, que no están cualificados académicamente para pensar en esos temas por afamadas universidades, que no saben Latín ni idiomas extranjeros, que sus afirmaciones son propias de un mal alumno de Bachillerato, les avasallan con un reguero interminable de términos verborréicos demostrando una fatua erudición al modo en que un antropoide grita desaforadamente para asustar a sus rivales en la horda salvaje, de continuo abusan de la ironía y la burla para desarmar anímicamente a sus competidores y por último les dicen que les perdonan sus errores porque son apenas unos aprendices en la materia. Estos narcisistas intelectuales tienden a manipular a su adversario cuando dialogan “ad mortem” indicando que su discurso es ininteligible bajo las normas elementales de la buena lógica sujetiva del agresor, nunca muestran argumentos “Supra verba ex iudicanda re” que evidencien errores de razonamiento en su contrincante pero le acusan de que su discurso carece de rigor intelectual.

El agresor suele argumentar que las citas que el pobre contrincante hace no se corresponden con los autores mencionados cuando el manipulador sabe de sobra su verdadera correspondencia. El atacante suele abusar del “Magister dixit” y enuncia con rotundidad que las proposiciones del antagonista intentan descalificar a maestros sumamente renombrados. El acometedor narcisista cuando se ve apretado suele intimidar al concurrente declarando que no vale la crítica a sus paradigmas porque de lo contrario las cosas podrían desembocar en un cataclismo universal siendo manifiesto que es una argumentación falaz pues “Non valet ilatio”. El ególatra cultural en un dialogo tiende a despreciar por principio a los universales empíricos inductivos propuestos por el antagonista de tal manera que mientras no se vean caer al suelo todas las piedras pasadas, presentes y futuras, se discutirá la ley gravitatoria. Este atacante presuntuoso mientras dura la controversia intelectual recorrerá todo el campo semántico de un término lingüístico utilizado por el pobre discrepante y al reasignarle un nuevo significado le demostrara su incoherencia con lo discursado previamente.

Ciertos narcisistas intelectuales de la obra poseen una autoestima cultural muy vulnerable, por lo que son muy sensibles al “ultraje” de la crítica argumental la cual les hace con frecuencia que se sientan hundidos y vacíos. Ciertos narcisistas intelectuales de la obra deterioran sus relaciones sociales como consecuencia de su prepotente necesidad de admiración cultural constante. Ciertos narcisistas intelectuales de la obra con frecuencia se sienten incapaces de dar un salto investigativo cultural arriesgado y ello es debido a la posibilidad de frustrarse en el intento y también por la posible pérdida de la admiración cultural lograda en su entorno circundante si llegan a fracasar. Ciertos narcisistas intelectuales de la obra en la medida en que no se atreven a arriesgarse en la acometida de nuevos saltos científicos se hacen imprudentes ilustrados pues no son capaces de preveer los futuros culturales contingentes. Es asombroso comprobar como altas figuras del pensamiento contemporáneo trascendente tales como Ratzinger, Soltyenitsin, Simone Weil, Hannáh Arendt o Viktor Frankl, han sido difundidos en la obra con veinte o treinta años de retraso.

Es curioso que entre los miles de socios del opus dei aristócratas de la sabiduría, en España solo hayan florecido cuatro admirables pensadores de talla internacional que se hayan arriesgado a estudiar a fondo a Kant, pienso que se les habrá hecho extremadamente difícil el congraciar a las normas del plan de vida del opus dei y a las costumbres de la organización con el acto moral como “Norma de conducta universal”. Espero que estos cuatro admirables pensadores sobre Kant, cuando hayan comunicado internamente en la organización que todos los individuos de la obra deben ser tratados como un fin en si mismos y no como un medio para poner a Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas, no hayan sido perseguidos o manipulados. No quiero pensar que estos cuatro admirables pensadores sobre Kant, cuando hayan explicado a los diferentes presidentes y prelados del opus dei que el noumeno moral de cada miembro inscrito en esta organización no puede ser nunca conocido ni tratado por los directores laicos ni por los provocadores de su vocación, y que a partir de la difusión de este mensaje se hayan visto perseguidos o manipulados. Sospecho que estos expertos en la filosofía del Regio montano piensan razonablemente que el espíritu del opus dei no es una tercera forma a priori del conocimiento humano. A veces algunas personas que han abandonado la obra siguen afectados por el narcisismo intelectual.

Damián




Publicado el Friday, 04 December 2009



 
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